Desde hace unas semanas, por lo que parece, estamos entrando a la cuarta fase de una guerra que probablemente tendrá varias más. Acá lo sintetizamos:
Fase 1: El relámpago, "desnazificar y desmilitarizar" a Ucrania
La primera etapa de la guerra consistió en una intervención militar masiva por parte de Rusia en tres frentes paralelos con el objeto de producir un shock y desplomar rápidamente la capacidad defensiva ucraniana. Rusia buscaba ocupar la capital y controlar la infraestructura militar y política del país, pero fracasó pues exhibió muy diversos y serios problemas de planeación, logística y operación. Entonces el ejército ruso opta por retirarse del norte, y concentrarse en cambio en otras dos zonas del país.
Fase 2: repliegue ruso de la zona de Kiev, concentración en el este y el sur, avances rusos
En esta fase, Rusia intenta fragmentar y asfixiar a Ucrania todo lo posible y someter su voluntad de seguir peleando. Agotar a audiencias y medios globales para bajar este tema de la agenda y esperar los efectos del desgaste, hasta conseguir que las partes se sentaran a negociar bajo términos favorables al Kremlin. Las difíciles y atropelladas victorias rusas —pero victorias, al fin— lograron para Moscú el control de más del 20% del territorio ucraniano hacia inicios del verano.
Fase 3: contraofensivas ucranianas y escalamiento de Rusia
Engañando a Rusia, Kiev lanzó no una, sino dos contraofensivas paralelas. Una hacia el sur, y la otra en el noreste. Ucrania recuperó en solo dos días, una sexta parte del territorio que Rusia controlaba. Ante la presión, Moscú decidió escalar mediante: (a) una movilización masiva de 300 mil tropas adicionales, (b) la anexión de cuatro provincias de Ucrania a la Federación Rusa, y (c) crear un efecto psicológico al exhibir su disposición al uso de armas nucleares. La respuesta ucraniana, sin embargo, fue continuar con sus contraofensivas, y poco después completó la conquista de Kherson, una de las regiones que Rusia acababa de anexar.
Fase 4: el invierno, el retorno al desgaste, el congelamiento y la asfixia
Actualmente Rusia busca aprovechar del invierno para congelar el conflicto y retornar —pero de manera más eficaz— a la fragmentación, al desgaste, al agotamiento, a la baja en la moral, y la fracturación de posturas, especialmente en Occidente, en cuanto a negociar con el Kremlin. Esto consiste en: (a) retrasar sus líneas de defensa y fortificarlas con nuevas tropas y (b) bombardeos masivos a la infraestructura civil y energética de Ucrania. Una vez más el agotamiento de medios y audiencias en Occidente funciona a favor de esta estrategia.
Por tanto, nuevamente estamos viendo un contra esfuerzo por parte de Ucrania por romper con estas dinámicas, consistente en ataques a posiciones rusas ya no solo en Crimea, sino muy adentro de territorio ruso. Veremos, además, distintos intentos, incluso a lo largo del invierno, para romper las nuevas líneas defensivas rusas.
Como hemos visto, las repercusiones globales de esta guerra son innumerables. Pero mientras más dure, la unidad que existe al interior de distintos países que hoy apoyan a Ucrania, se podría ir fracturando. Está sucediendo en EU y en Europa. Claramente, sin embargo, las posiciones negociadoras siguen siendo minoritarias y no parecen tener demasiados espacios para expresarse. Aun así, es previsible que en la medida que Europa se adentre en el invierno, especialmente si Moscú consigue congelar el conflicto, y las noticias hablan menos de lo que pasa en la guerra y más acerca de la escasez de gas, el frío, o el aumento de la electricidad, en esa misma medida, las fisuras políticas se seguirán intensificando.
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