El mes de julio terminó desastrosamente para la administración federal, una serie de hechos violentos y detenciones -por parte de un gobierno extranjero- pusieron en evidencia que, sin importar cuántas veces se repita la mentira de "vamos bien", la verdad, el fracaso de la estrategia de seguridad es innegable.
La detención de "El Mayo" y el "Chapito", el desplazamiento forzado -interno e internacional- en Chiapas, líderes empresariales en Baja California y Tamaulipas víctimas de homicidio por haber denunciado públicamente la extorsión, que se hayan alcanzado casi 200 mil víctimas de homicidio doloso y más de 51 mil víctimas de desaparición, son el breve recuento del saldo que presenta el primer gobierno federal morenista, 3 meses antes que termine la actual administración.
A 6 años del inicio de la auto nombrada Cuarta Transformación, los mexicanos podemos concluir que la promesa de hacer de México un país más pacífico no se cumplió.
Tampoco se cumplió el compromiso de mejorar acceso a la justicia para las víctimas; al término de este sexenio no hay instituciones de seguridad y justicia más capaces y efectivas.
Contrariamente a lo que afirma la narrativa oficial, los delitos, la corrupción y la impunidad aumentaron significativamente.
¿A qué se debe tal fracaso? A un mal diseño de política pública.
Tanto en el Plan Nacional de Desarrollo como en la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, se afirma que:
1. La desigualdad y la corrupción son los factores que generan delincuencia y violencia.
2. Si el presidente no es corrupto, la administración pública no es corrupta.
3. Si le das dinero a la población mediante programas sociales, las personas no tendrán interés en delinquir.
4. El problema de ineficiencia y corrupción policial se resuelve militarizando la seguridad.
5. La centralización de la estrategia en esta materia resuelve las asimetrías institucionales y locales.
Al término de su administración López ejecutó todas las acciones necesarias para atender tales supuestos, repartió dinero, "fue ejemplo de honestidad", militarizó la seguridad, debilitó las instituciones locales y centralizó el poder, sin que los delitos y violencia hayan bajado.
De hecho, el fracaso de dicho modelo se hace evidente toda vez que las poblaciones en situación vulnerable, personas que supuestamente por ser receptoras de programas sociales evitarían ingresar en las filas de la delincuencia, hoy participan más en actos delictivos que hace 6 años.
Pese a los miles de millones de pesos repartidos, el número de ciudadanos que participan en la delincuencia creció.
La supuesta "honestidad valiente" de López no logró vacunar a México de la corrupción. La ausencia de programas específicos, el debilitamiento del Sistema Nacional Anticorrupción, del Sistema Nacional de Seguridad Pública de la mano de los recortes presupuestales para policías y fiscalías, favorecieron el aumento de corrupción e impunidad.
Ni el crecimiento exponencial de efectivos de las Fuerzas Federales y su militarización lograron disminuir los delitos.
Los pésimos resultados están a la vista aunque el gobierno federal los niegue.
Y negar la verdad fue la decisión que se tomó, el oficialismo repitió una y otra vez que "vamos bien" sin importar cuántas masacres, cuántas evidencias de pérdida de control territorial, cuánta erosión de la gobernanza ocurriese.
López, su gabinete y sus huestes, prefirieron mentir que reconocer la verdad y cambiar rumbo.
Dice el dicho que "mientras la mentira corre, la verdad la alcanza", eso aplica para el gobierno de López y su narrativa, sin importar cuántas veces insistan que "vamos bien", los delitos y las evidencias del fracaso están a la luz del día.
Lo que queda es ver si la administración de la presidenta electa Sheinbaum, repetirá también esa parte de su estrategia, mentir, a pesar de las evidencias del fracaso.
Anhelo que los buenos perfiles del gabinete, prevalezcan y reviertan una política perversa, que lo único que ha generado es más violencia en el país.
@frarivasCoL