"La gente me pregunta si me preocupa la Inteligencia Artificial, yo digo que me preocupa más a estupidez natural; es sólo una herramienta, ¿verdad?", dijo el cineasta mexicano Guillermo del Toro durante el Festival Internacional de Cine, en Toronto, TIFF.
Hablamos, nos referimos, y opinamos sobre la Inteligencia Artificial (IA) como si fuera un monstruo que acabaría con el mundo, cuando esa IA la tenemos en el uso cotidiano, en la detección facial de los smartphones, en los asistentes virtuales como Siri o Alexa y está integrada en nuestros dispositivos cotidianos a través de bots o aplicaciones para el celular.
Entendiendo por Inteligencia Artificial la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano, resulta que esta se menciona por vez primera pasada la Segunda Guerra Mundial.
Ala Turing es considerado el padre de la Inteligencia Artificial, ya que en el año 1950 desarrolló un artículo científico titulado "Las Máquinas pueden pensar" que fue publicado en la revista Mind e incluso creó un test para comprobarlo. A Turing también se le reconoce por los aportes que hizo a la computación moderna.
Para 1956, Herbet Simon y Newell crearon la ´máquina lógica´ que fue capaz de resolver los teoremas matemáticos de la época, siendo la empresa IBM la que le dio el impulso definitivo.
Para ser honestos, la inteligencia artificial abandonó hace mucho, el espectro de la ciencia ficción para colarse en nuestras vidas y, aunque todavía en una fase muy inicial, está llamada a protagonizar una revolución equiparable a la que generó Internet.
Lejos estoy de ser conocedora del tema, pero entiendo la preocupación de los huelguistas de Hollywood que pronto, si no hay reglas claras, seremos superados (sí, en plural), por la IA.
Y nacen interrogantes de todo tipo: si las historias que se escriban bajo este esquema serán lo suficientemente atractivas para llevar gente a los cines; si actores-robot o efectos serán igual o mejor que el desarrollo de los creativos que hoy hacen posible la magia del séptimo arte.
Creo que estas reflexiones aplicarían para todos los órdenes de la vida ¿acaso la IA escribirá mejor literatura? o imaginen ustedes un escenario en la política, dirigido bajo este concepto: un nuevo AMLO, Samuel, Colosio, Xóchitl, Trump, Biden, Putin y más etcéteras, encabezando un nuevo orden mundial.
¿Realmente serán buenos? Lo que sí sé es que no necesitarán hacer turismo, pero ¿dejaríamos que la toma de decisiones la haga alguien o algo del que no sabemos gran cosa? ¿Habría corrupción? ¿habría transparencia? ¿se acabarían las guerras o nacerían otras nuevas? ¿dejaría de haber pobreza y hambre? ¿se acabarían los grandes problemas de la inseguridad? ¿quién estaría detrás de la IA moviendo los hilos de todo?
Es cuando coincido en la postura del gran Del Toro: preocupa más la estupidez natural.
Porque mientras usemos la IA como lo que es, una herramienta que nos a-y-u-d-a a resolver determinadas cosas, todo está como debe estar.
La IA tiene más de 70 años y creo, ha evolucionado a un ritmo gradual. Si de verdad hay preocupación por lo que pueda venir, se está a tiempo para regularla, no desde la "estupidez natural", no satanizándola, sino desde la conciencia y el compromiso de un uso útil y al servicio de la humanidad. Mucho por reflexionar; pero mucho más, por actuar.