La cultura tiende a reconocer y valorar a la igualdad y repetición por encima de la diferencia, sobre todo en varones, mientras que en las mujeres celebra, hasta cierto punto, la diferencia y singularidad. Es por ello que las mujeres suelen ser más felices –en términos singulares– y creativas, también, por eso mismo, pueden experimentar diversas crisis de identidad, al no tener miedo de no responder a un patrón único, y saberse en constante construcción y desarrollo, mientras que los hombres, no sin un dejo de ingenuidad, sostienen que la vida es algo simple, tranquila y en paz, jactándose de poder ser feliz con tan poco, nada más alejado de la realidad; la identidad única les deja a merced de una vida de competencia entre buenos/malos, éxitos/fracasos...sin descanso. Esto se puede apreciar en los casos de suicidios de hombres, la mayoría tiene un elemento en común: no haber alcanzado o haber perdido la imagen ideal (de la vida, el amor, el trabajo...) que creían encarnar y no poder lidiar con ello. Mientras que las mujeres tienden a fortalecerse a partir de un fracaso, autorizando la singularidad en sus diferentes respuestas, los hombres se lamentan por la herida que se abrió en su imagen ideal a partir del fracaso y buscar, en la mayoría de los casos, culpar a alguien por ello, hasta el punto en que descubran que no son los otros, sino ellos mismos, lo que con sus decisiones se afectan a sí mismos.
Igualdad y diferencia se pueden considerar también como dos movimientos necesarios en la historia de una persona: igualdad como impronta, imitación, el aprendizaje más rudimentario, pasando por la escucha e inmersión en los gestos, usos y costumbres del contexto social, el reconocimiento social de la existencia, donde el "yo es otro" (Artaud), ser hija, hijo, alumno, ciudadano...con ciertas características, ser reconocidos por los demás, hasta que se va colando la "espinita", a veces silenciosamente, otras tantas, con una fuerza descomunal, la aspiración de tener un deseo propio. Y así, igualdad, repetición y diferencia se entrelazan y condicionan, se aglutinan y empujan para producir el contexto de donde puede surgir la diferencia absoluta que cada persona es, pero que aún no lo sabe. ¿qué es lo que predominará finalmente? ¿la igualdad, la repetición o la diferencia? Eso dependerá de la posición que cada persona desee asumir ante sí misma, su vida y los demás: deseo someterme a las expectativas que los demás han puesto en mí, intentando cumplir cabalmente con sus exigencias, a fin de ser agradable a sus ojos, recibir su reconocimiento y no tener una vergüenza social, o, por el contrario, deseo sustentar una posición singular ante lo que pienso y hago, ante lo que elijo...es decir, caminar mi propio camino.