"No se nace mujer: se llega a serlo"
Simone de Beauvoir
En aquel tiempo dijeron don Rogelio y el Maestro Cerda: "Tomad y bebed..." y los reporteros de locales de "El Porvenir" atendieron la instrucción a pie juntillas, de suerte tal que a la mañana siguiente la redacción lucía completamente vacía y ni trazas de que fuesen a aparecer pronto los picateclas.
Ducho en el arte de la improvisación, don Pancho Cerda tuvo una idea: habilitar a la recién llegada secretaria de la redacción como reportera y enviarla a la calle a traer información.
"Pero es que yo no sé" decía la aterrada chica y el Maestro con paciencia y ese increíble olfato que tenía sólo respondió: "Pues aquí aprende y rapidito".
Así fueron los inicios en el periodismo de Nelly Ofelia Martínez hace alrededor de 50 años, cuando esa redacción estaba plagada de plumas increíbles y "El Porvenir" era, como su slogan rezaba, "El periódico de la frontera".
Después de entrar de emergente, Nelly fue conociendo los secretos del oficio, perfeccionando su redacción, adentrándose en las fuentes, para ir construyendo una brillantísima carrera en el periodismo regiomontano, llegando a la jefatura de la Sección Local, donde se hablaba de tu con Gobernadores, Alcaldes, Rectores, Diputados y toda clase de políticos y líderes sindicales y de organizaciones.
No fueron pocas las aventuras que vivió Nelly Ofelia. En alguna ocasión fue perseguida, junto con un fotógrafo, por unos tipos que les tiraron de balazos en Piedras Negras durante una cobertura especial. Cuando el doctor Alfredo Piñeyro era Rector de la UANL, se peleó con El Porvenir al grado de no darles nota y como tenía identificados a los reporteros, simplemente se daba la vuelta y se iba, pero no contaba con la sagacidad de Nelly que tras una Sesión Solemne del Consejo Universitario se coló a la parte trasera del Aula Magna y ahí estuvo pregunte y pregunta y Piñeyro conteste y conteste, hasta que de pronto cuestionó: "¿Tu de qué medio eres" a lo que con una sonrisa en los labios respondió: "De El Porvenir". El Rector se dio media vuelta y se fue, pero Nelly ya tenía la nota.
Fue en aquellos años cuando trabamos amistad y unos años más tarde me terminé casando con su hermana menor, con lo que nuestra relación se consolidó, ya que pude conocerla en todas sus facetas.
Nelly fue una segunda madre para mis hijos y cuando ella tuvo a los suyos, mi familia ha acompañado el crecimiento y desarrollo de los suyos.
Como reportera fue sagaz, crítica, incisiva, metódica y siempre informada; de mente ágil y con los suficientes contactos para indagar cualquier cosa en minutos. Una redacción limpia, siempre exacta, sin rebuscamientos ni adjetivos, era su forma natural de escribir.
Nelly Ofelia partió la mañana de este lunes y aunque nos dejó un enorme vacío en el corazón, también nos heredó su eterna sonrisa, su carácter alegre que a todo le encontraba un lado positivo, su fortaleza y tenacidad para salir adelante y su ejemplo como periodista formada en la vieja escuela, la de la redacción del periódico, la de los grandes maestros que te enseñaban "a la antigua", apurados siempre para entregar sus materiales antes del cierre de edición.
¡Hasta siempre Nelly! ¡Gracias por todo, gracias por tanto!