Hollywood está en crisis o al menos eso se plantea. Pues resulta que cientos de trabajadores, entre escritores, guionistas y actores de cine, decidieron irse a la huelga, debido a que son explotados por la billonaria industria cinematográfica hollywoodense bajo la misma fórmula, otrora descrita por el filósofo alemán Karl Marx: explotación de los trabajadores —la verdadera fuerza de trabajo— pagándoles miserables salarios y no dándoles las correspondientes regalías por su labor, lo que al mismo tiempo que empobrece a quien posee el talento, genera un enriquecimiento de los dueños de los sistemas de producción, quienes engordan de plusvalía hasta el extremo de volar en mil pedazos, justamente –guardando las debidas proporciones—como sucedió, pero a a la inversa, con el mentado submarino.
¿Qué es lo que sucede? ¿Qué nos plantea esto que pasa allá, que muchas veces tiene que ver con el acá de cualquier parte del mundo? Por un lado, se argumenta que el esquema de negocios ha cambiado, que se ha pasado del cine tradicional a las plataformas de streaming, bajo la misma lógica de siempre que vemos replicarse por todos lados: "vamos viejo, no es ideología, sino puro negocio, contante y sonante, puro time is money". Qué curioso que, para la mayoría de los empresarios de todas las latitudes les incomode hablar de ideología en economía, ellos quisieran ver los negocios sin ideología –claro, sin la del otro, pero si con la suya, de ultraderecha, conservadora católica y heterosexual—para poder hacer y deshacer por encima de la ley. Lo de ellos no es explotación ni corrupción, es libre competencia de mercado que en realidad busca ser monopolio, por eso aman las dictaduras, tanto de la economía como de mercado y militar. Lo del otro, ese que debe desaparecer, eso es paternalista, populista y corrupto. Ellos pueden explotar a sus trabajadores, porque... ¿y qué esperaban? Hay que chingarle en la vida, de ahí que exalten la meritocracia, el "ponerse la camiseta" como arma ideológica conservadora cuya función es cargar de culpa a los trabajadores para que se sientan que no pueden, ni deben, exigir sus derechos laborales, que eso es cosa de rojillos de izquierda, simpes huevones que no quieren trabajar. ¡Claro! ¿Ven cómo es muy fácil defender lo ilegal de la explotación laboral de una gran mayoría de la clase empresarial que confunde el trabajo privado con privar de derechos a sus trabajadores?
El trabajador requiere su salario, ingresos y, en el caso de escritores y artistas, que su trabajo sea remunerado y pagado, de acuerdo con su compraventa sea en TV abierta o en cualquier plataforma, en tiempo presente y futuro. Por ello es necesario revisar y reformular los contratos, actualizarlos a la luz de las ventas y negociaciones que se hacen con series y películas, sobre todo con el trabajo de guionistas y actores.
Por otro lado, lo que sucede allá es reflejo y sirve como pantalla para ver lo que sucede y anticipa lo venidero en otros campos. Como lo son las políticas públicas donde los gobiernos desean ser los facilitadores de la clase empresarial y la clase empresarial desea que la única función del gobierno sea facilitar el saqueo, ups, perdón, el libre mercado a su conveniencia, bajo el argumento "altruista" de estar generando empleos y riqueza. Cosa por demás falsa: ya que muchas veces el deseo, tanto de empresarios y gobernantes –de ahí su semejanza, compadrazgo y complicidad— es buscar mantener cautivos y explotados a trabajadores, clientes y votantes, quienes son desde esas ópticas, como habrá dicho Marx, la verdadera fuerza de trabajo, generadora de capital, valor y riqueza.