Estamos cerca del 10 de mayo, un día en el que celebramos históricamente a las madres de familia. Sin embargo, no siempre fue así.
En 1922 surge la celebración tan conocida del 10 de mayo, a iniciativa del periódico Excelsior como respuesta a la intensa actividad de mujeres feministas que se habían organizado en distintas ocasiones realizando Congresos en donde se hablaba de temas polémicos para la época.
El derecho a la ciudadanía, a votar, a ser votadas; el tema del amor libre para poder elegir a su pareja, de divorciarse fueron algunos de los temas incómodos de la época. Hermila Galindo incluso en su “Monografía sobre la mujer” de 1916 se atrevió a hablar sobre enseñar educación sexual desde la secundaria y regular la natalidad. Motivos por los que fue señalada de inmoral.
En algunas de las exposiciones de los Congresos feministas de aquella época las mujeres contaban que llegaban al matrimonio sin saber nada sobre sexualidad, narraban que permitían la infidelidad como método anticonceptivo para no tener embarazos numerosos ante la imposibilidad y falta de conocimiento científico para evitarlos.
También en aquella época se imprimieron copias en español de una cartilla que permitía conocer las fases del ciclo menstrual para calcular en que momento evitar las relaciones sexuales y prevenir un embarazo. A estás se les denominaron “cartillas contra la natalidad”, lo que encendió las alertas de los grupos conservadores quienes propusieron en cambio establecer un día para enaltecer la maternidad. Celebración que ya se llevaba a cabo en E.U. y trajeron a México.
Los medios impresos de la época se enfrentaron directamente a las ideas de las pioneras feministas una y otra vez. Incluso se extendió a través de diferentes periódicos impresos de todo el país. La intención era que se estableciera en la mentalidad de las mujeres que la maternidad era su destino y el más grande anhelo. En cambio, ellas recibirían atenciones y festejos.
Hacer de la maternidad una función pública era la tarea. Algunos años después se organizaron concursos para premiar a las madres con mayor número de hijos con vida. Según el mismo periódico Excelsior era admirable tener muchos hijos saludables; el premio a la madre prolífica.
Los medios de comunicación saben que además de ejercer la libertad de expresión pueden y tienen el poder de guiar la opinión pública; lo han sabido siempre. Algunos políticos de la época apoyaban estás iniciativas, hubo presidentes municipales organizando premiaciones a mujeres con 14 hijos.
Este choque de ideas entre feministas y medios impresos no es ajeno a nuestros tiempos, tampoco las diferencias entre los ideales de las mujeres libres y los políticos.
Hermila Galindo denunciaba en aquel momento que:
La mujer tiene que conformarse con las disposiciones que dan los hombres y acatarlas aun cuando muchas veces le parezcan disparatadas o absurdas. La mujer no existe para la sociedad que es quien hace las leyes, más que para obligarla a cumplirlas, pero para hacerlas adecuadas, para expurgarlas de errores, para adecuarlas al medio, no se le concede facultad alguna: esto es lo que sencillamente de un modo tan pintoresco expresa el pueblo llamando: ley del embudo.
Actualmente en muchos estados de la república la educación sexual ya avanza a pasos agigantados, al igual que los derechos reproductivos de las mujeres. Mientras que en otros estados de la república siguen “Excelsiorizados” premiando y romantizando la difícil tarea de ser madres, aunque las embarazadas sean niñas o adolescentes e incluso cuando 1 de cada 4 hogares sean mantenidos solamente por una mujer, lo que las coloca en situación de vulnerabilidad.
Nuevo León está obviamente “Excelsiorizado” aún.
Sin embargo, existen en el Estado, como en aquellos momentos, muchas nuevas feministas que como Hermila Galindo resisten y siguen empujando luchas para obtener justicia social, derechos reproductivos, libertad de expresión, libre desarrollo de la personalidad, maternidad deseada, no obligada, justicia para niñas y adolescentes, salud digna, etc. Es decir, existe una nueva generación de derechos para las niñas, adolescentes y mujeres de nuestra época.
De las nuevas feministas será el futuro. El pasado es y seguirá siendo de los medios y políticos “Excelsiorizados” desde 1922.