En mi casa, que es la suya- y como en muchos otros hogares, asumo- somos habituales consumidores del pollo.
Evitando caer en pensamientos fatalistas a ultranza que nos orillarían a dejarlo de lado, debido al boom informativo de la gripe aviar o del lamentable deceso de unos hermanitos que consumieron pollo (aunque más tarde el peritaje arrojó otro resultado), seguimos siendo clientes del pollo.
Ya sea congelado para prepararlo en casa, o recurriendo a los varios negocios locales que lo venden rostizado o al carbón, en casa no falta el pollo, que además de tener buen precio, es delicioso.
Mi punto tras esta larga introducción es que, una de tantas veces, con el pollo que queda, lo transformamos en un segundo platillo: mole, taquitos, ensalada... las opciones son variadas.
Este 18 de junio se celebra el Día de la Gastronomía Sostenible, fecha promulgado por la ONU en el año 2016, para crear conciencia sobre adquirir nuevos hábitos alimenticios que contribuyan al bienestar de la población mundial, y también a la protección y preservación de los recursos que provienen de la tierra, para vivir en un planeta más sostenible.
La efeméride tiene mil acepciones, pero a grandes rasgos busca darle apertura a todo lo relacionado a la diversidad natural para el consumo de alimentos que no tengan un impacto negativo sobre el medio ambiente y que ayude a cuidar al planeta.
Aunque la fecha tiene menos de una década, en México, no me dejará mentir, somos expertos en gastronomía sostenible; desde que vamos creciendo escuchamos en casa eso de que "aquí nada se desperdicia", y aunque el ritmo de la vida moderna orilla mucho al desperdicio, tanto en el hogar como en los expendios de alimentos y restaurantes, nuestra economía familiar nos lleva al ahorro y cuidado de los alimentos.
Como ya mencionaba, la gastronomía sostenible tiene que ver con la protección y conservación de la biodiversidad, así como la posibilidad de que no se degraden los ecosistemas, pero la fecha instituida tiene entre otro de sus retos, el tener una mejor alimentación que involucre frutas y verduras o el fortalecer sistemas alimentarios sostenibles mediante indicaciones geográficas, como registrar y etiquetar rubros por su origen, como "café colombiano, queso manchego de España", por citar ejemplos.
Para no profundizar en tecnicismos, la ONU promueve algunas acciones para fortalecer la gastronomía sostenible como el adquirir productos de temporada. Yo le añadiría: comprar de poco en poco para evitar su desperdicio con eso de que los apagones están cada vez más de "moda".
También invita la ONU a la compra de productos locales, sobre los importados. Esto sin duda fortalece al emprendimiento y nos permite encontrar sabores nuevos, deliciosos y sin gastar más.
Adquirir productos a granel y evitar envasados, en la medida de lo posible, es otra recomendación que, aunque buena, no siempre resulta del todo bien; hay que elegir sitios de confianza para no encontrarnos con la sorpresa de productos rancios o caducos.
Utilizar más vegetales en la preparación de las comidas y disminuir el consumo de carne; no desperdiciar alimentos, ni malgastar agua en la elaboración de alimentos; privilegiar el reciclaje de envases y en la medida de lo posible reutilizar las semillas de las frutas y vegetales para elaborar tu propio huerto, se suma a la serie de tips en el marco de la Gastronomía Sostenible.
Si recapitulamos, muchas de estas sugerencias las ponemos a diario en práctica, lo importante es que no se nos olvide y si hay algo que hemos dejado de hacer, siempre estamos a tiempo de enderezar el camino. El planeta sin duda nos lo agradecerá.