Quién financia verdaderamente cada cuenta de Only Fans (OF) si no es el ejército de trabajadores con horario e ingresos fijos, a los que la cultura actual ha llamado con un dejo de burla, Godínez.
Quién mejor para pagar cuotas mensuales fijas para consumir contenido exclusivo de adultos, que los Godínez, que prefieren la distancia de las computadoras a la interacción en vivo y cuerpo a cuerpo. A pesar de que la mayoría declara estar harto de su jornada laboral, jamás renunciaría a ella, precisamente por los beneficios que les reporta en un contexto actual de incertidumbre, donde es algo tan preciado un poco de ilusión de estabilidad y seguridad económica, contexto que les hace buscar un poquito de "diversión" a la distancia de un clic, sin contratiempos ni sorpresas.
El hartazgo (de los Godínez) que el mercado sabe muy bien capitalizar. Quien está harto de lo que él o ella ha decidido por seguridad, tiende a consumir más y cualquier cosa, poco importa, el chiste es consumir, tener la ilusión de la libertad que da el poder adquisitivo. Que en el caso de la pornografía es ver aquello apasionante a la distancia de la imagen, que "eso" de la sexualidad se quede allá, mientras acá se continua con la rutina laboral en tiempo y forma, teletrabajo, telesexualidad, televida...
Durante la pandemia (2020) debido a la pérdida de empleos, crecieron exponencialmente las cuentas de OF, mismas que eran y son financiadas hasta la fecha, principalmente, por los trabajadores que cuentan con un ingreso fijo. Población que, así como paga renta, comida, internet, gasolina, sistemas de streaming, incluye en su presupuesto, el cubrir cuentas de contenido para adultos, como un artículo más de la canasta básica, una especie de equivalente de risa enlatada de la comedia para la vida sexual. Una vida sexual reducida a producto de consumo, una sexualidad "cómoda" a la distancia del bolsillo y de un clic, sin el elemento incómodo y traumático del otro: sus sorpresas, su amor...y nosotros, ¿qué somos? Simple y sencillamente un producto más que se siente.
Por más que se vocifere a los cuatro vientos del emprendedurismo y la meritocracia, la tribu urbana de los Godínez, esos que trabajan con horario y sueldo fijo, muestra que quienes poseen –como antes y ahora—la fuerza del capital, de la plusvalía, son los trabajadores. No es casualidad que toda empresa –incluyendo la del contenido XXX—dependa de ellos y vaya tras sus ingresos, a fin de buscar tenerlos cautivos. En el caso de la pornografía, sería un producto redondo, ya que, ante el cansancio, el estrés y el agotamiento de la vida subjetiva, sexual y erótica que sufren los Godínez, lo que menos quiere alguien es gastar energía en tener que funcionar sexualmente, para lo cual, decide contratar un sistema que le provea imágenes excitantes a cambio de una cuota fija mensual, con su mensaje: "Mira, no se necesita mucho, basta una cuota mensual, no necesitas tener chico o chica, consume mi contenido y listo, te evitas de problemas de la vida amorosa y sexual, te gratificas solo/a y listo, vuelves a tu trabajo ya más relajado, mira, ven, mira lo nuevo que he posteado..."