Hará cosa de unos meses adquirí en un bazar, el libro "12,500 frases célebres", autoría de Sandy Gary ., un libro de 900 páginas que reúne las mejores expresiones, frases o dichos de los personajes más influyentes de todos los tiempos.
A propósito de las fiestas decembrinas, busqué una frase para utilizar en este ejercicio editorial, alusivo a la Navidad pero para mí desilusión, no encontré algo de utilidad.
Siendo de las festividades religiosas más importantes del año y también de las más antiguas, me sorprendió la "omisión".
Sin mayor pretensión que un mero desahogo es que he compartido con usted este apunte. Habrá de disculpar mi sensiblería; es "culpa" de las fiestas.
Cuando se es niño, la Navidad es, fue y será una fecha muy esperada; mientras se guarda la candidez de la existencia de un Papá Noel, la celebración gira en torno al 24 y 25 de diciembre, la emoción de la reunión familiar y los regalos. Muchos creímos que Santaclós entraría por una ventana o chimenea, comería galletas y leche, dejaría los obsequios al pie del árbol y reanudaría si viaje alrededor del mundo.
Si es creyente, hará el canto de las Posadas, romperá una piñata y rezará al Niño Dios para dar gracias por los bienes recibidos a lo largo del año.
Pero va uno adquiriendo años y aunque en esencia sigue habiendo cena y regalos, la fecha se va viviendo desde otra perspectiva y se pierde parte de la magia.
Del latín "nativitas" la festividad más hermosa del año significa nacimiento; la Navidad es una festividad en que los cristianos conmemoramos el nacimiento de Jesucristo. Se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano, aunque las celebraciones comienzan el día 24 con la Nochebuena.
No obstante su origen religioso, esta fiesta es celebrada hasta por los no creyentes que la ven como una oportunidad para reencontrarse con sus más allegados.
Y aunque el libro en comento no cita como tal alguna frase de la Navidad, el evangelista Lucas señala: "Celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, el Creador, nuestro Mesías. Nos regocija que el Rey de Reyes viniera a la tierra, naciera en un pesebre y viviera una vida perfecta. Cuando Jesús nació, el gozo en los cielos fue tan grande que no se pudo contener".
Aprovechando la vulnerabilidad que por estos tiempos se nos es permitido, retomo algunos apuntes que con el tiempo he hecho propios, como vivir las fechas en modo de reflexión, de gratitud y de perdón.
Aún si vive estrangulado en sus finanzas y únicamente tiene un sencillo platillo en la mesa, hay que poner en balanza todo lo bueno que ha cosechado a lo largo del año: un empleo, una mejora salarial, nuevos conocimientos académicos, una pareja, una familia que representa su círculo de apoyo, un viaje, anécdotas, sonrisas y lágrimas, salud.
Podríamos pedir más y se vale, por supuesto, aspirar a nuevas y mejores cosas. Mientras eso llega, seamos agradecidos y en la medida de lo que el corazón nos dicte, perdonemos; le aseguro que se sentirá más ligero.
Confiemos que, en la denominada Noche de Paz, realmente esta prevalezca en los corazones de las personas y pasemos en armonía y al lado de quienes más amamos, unas pacíficas y felices fiestas.
Que sea una gran Navidad.