Feliz Navidad

La proximidad de La Navidad nos invita a reflexionar en los aspectos más significativos de esta festividad cristiana

La proximidad de La Navidad nos invita a reflexionar en los aspectos más significativos de esta festividad cristiana. El libro titulado “Navidad. Significado y tradiciones” editado por Promotora Social México en 2014 incluye un recorrido interesante por la historia, tradición, costumbres, folclor, plástica y gastronomía de esta celebración bajo la óptica de diferentes autores. Comparto algunos fragmentos que dan significado a la forma como vivimos esta fiesta.

Monseñor Eduardo Chávez Sánchez expresa que “La Navidad es el nombre de la celebración del nacimiento de Jesucristo en el humilde pueblo de Belén, según nos lo manifiestan los evangelios de san Mateo y san Lucas. Esta es una de las fiestas más importante en la liturgia religiosa de quienes creemos en Jesucristo como el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios…la fiesta de la Navidad se celebra en la liturgia latina todos los días 25 de diciembre…todo conlleva a una invitación a ser Navidad, a ser instrumento para que el verdadero Dios nazca en el corazón de todo ser humano” señala el autor.

El texto de Miguel Sabido, dramaturgo y poeta mexicano, contiene datos históricos sobre la primera navidad en México. Expresa que esta se celebró en el atrio del templo de San José de los Naturales, el 24 de diciembre de 1527, y fue una representación de la fusión armónica de las dos culturas. Este templo era sede de las actividades franciscanas en ese momento, de tamaño asombroso 160 mil metros cuadrados, con capacidad para albergar hasta 60 mil indígenas.

Ana Cecilia Tentle, investigadora plástica, habla de la representación de La Navidad en la plástica mexicana. “…la Natividad ha sido representada de manera plástica desde épocas muy tempranas. El objetivo era recordar el acontecimiento con ayuda de las imágenes, a la vez que éstas servían de apoyo para enseñar la historia sagrada…

“La imagen más antigua que se conoce con este tema es una Adoración de los Reyes Magos; se le data alrededor del 150 d. C. Forma parte de las pinturas de la capilla del cementerio de Priscila en Roma. Sobre el arco de un nicho aparecen cuatro figuras, cuyos rasgos han sido borrados por el tiempo: una mujer sentada sobre un taburete sostiene a un niño en brazos mientras que por el flanco izquierdo se aproximan tres personajes con tributos”, señala la autora.

La antropóloga Sol Rubín de la Borbolla, habla de las expresiones de la religiosidad popular. “…(la) celebración inicia con el Adviento cuatro domingos previos a la Navidad, a manera de preparación espiritual para esta fecha tan significativa para los católicos. A partir de la segunda mitad del siglo XX se generalizó la costumbre de colocar una corona de ramas de pino, listones y cuatro velas que se van encendiendo cada semana en las iglesias y las casas. 

“…Otra costumbre adquirida es adornar un pino —natural o artificial— con regalos y esferas de vidrio soplado que se elaboran a lo largo de todo el año en ciudades como Tlalpujahua, Estado de México, o Chignahuapan, Puebla…el árbol se ilumina con series de focos pequeños. 

“Las flores de nochebuena o cuetlaxóchitl — su nombre en náhuatl—, aportación de México al mundo, son un símbolo de esta época…sin embargo, son los nacimientos y las posadas las expresiones más representativas y generalizadas en todo el país de este periodo.

“…Poner un nacimiento es un acto familiar; se monta cuando empieza el Adviento en algún lugar de la casa o en un espacio público donde pueda ser admirado; se utilizan materiales como musgo, heno, papel encolado para formar montañas, copitos de algodón, y nunca faltan la estrella y las figuras de los tres Reyes Magos que llegaron a adorar al niño Dios

“Dentro de la tradición popular, a partir del día 16 de diciembre se reúnen la familia y los vecinos para celebrar la posada; inician con una procesión donde llevan a los peregrinos —la Virgen María montada en un burro, San José y un ángel— para pedir un lugar donde pueda nacer el niño Dios… Al finalizar este pedimento, cuando aceptan dar la posada, se canta, se rompe la piñata y en muchos lugares se baila hasta la madrugada; se bebe ponche de frutas y se cenan tamales, pozole y diversos antojitos; al finalizar la fiesta se entrega a cada asistente un regalo de dulces de colación o pequeños juguetes llamados “aguinaldos”, que en la época novohispana, entre las familias con mayor poder adquisitivo, eran de porcelana, y en la actualidad es común que se obsequien en pequeñas canastas de palma tejida o de cartón y papel crepé. Esta festividad se repite cada día hasta el día 24…

“Otra tradición de esta temporada son las pastorelas, representaciones teatrales de origen medieval que ayudaron a la evangelización en el siglo XVI; a través de estas puestas en escena se podía educar en la fe cristiana a los indios paganos de la Nueva España. 

Finalmente, Cristina Hernández de Palacio habla de la expresión culinaria de la fiesta en diferentes regiones de México. Habla de los pambazos, la capirotada, el pozole, el atole y los tamales entre otros platillos de los que incluso comparte la receta.

Es interesante reconocer estas expresiones festivas de La Navidad que se han podido conservar a través de los años, pero sin duda, lo importante es vivirla a través del afecto, del perdón y compasión por los demás.

“Que la proximidad de La Navidad refuerce nuestro compromiso en abrir caminos de paz”, Papa Francisco

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com