Dicen que se deben pedir deseos al soplar las velas del pastel de cumpleaños. Este año tuve la suerte de partir tres pasteles: en familia, con amigos y en mi trabajo. Este 2 de junio, mi cumpleaños cayó en domingo, coincidiendo con las elecciones más grandes en la historia de México. Pedí un deseo especial, no solo para mí, sino para todos los mexicanos.
El domingo empezó maravillosamente. Al abrir los ojos, escuché no solo el canto de los pájaros, sino también las voces de mis hijos, Iker y Gabriel, entonando las típicas "Mañanitas" de Cepillín. Isadora, mi esposa, siguiendo nuestra tradición familiar, llevaba un pequeño pastel compuesto por cuatro pingüinos con una vela diminuta. Al soplarla pedí mi deseo: que México, por primera vez, tenga una mujer presidenta, que gobierne obedeciendo la voluntad del pueblo.
Esa noche, mi deseo se hizo realidad. Con una participación del 60% de los ciudadanos, el 2 de junio de 2024 se recordará como un día histórico en la democracia de México. Claudia Sheinbaum Prado, fue elegida la primera presidenta de México, logrando más de 35 millones de votos. A pesar de que algunos apoyaban a otros candidatos como Xóchitl o Máynez, la mayoría de los ciudadanos votaron libremente, desafiando las expectativas y encuestas.
El 3 de junio amaneció con sentimientos encontrados. Para algunos fue una sorpresa, para otros una desilusión. Sin embargo, el partido en el poder logró una mayoría significativa en ambas cámaras del Congreso, lo que podría permitir cambios importantes en la Constitución. Mi segundo deseo fue que esta mayoría se utilice para el bienestar del pueblo y no se caiga en la tentación autoritaria.
Hace seis años, la llegada de López Obrador generó muchas especulaciones y temores. Sin embargo, su sexenio trajo una revaluación del peso frente al dólar y evitó muchas de las crisis anticipadas. A pesar de algunas promesas incumplidas, la democracia y las libertades en México se mantienen gracias a la vigilancia de sus ciudadanos. Ahora, Claudia Sheinbaum deberá gobernar obedeciendo a los millones que votaron por ella.
Este 2 de junio fue una celebración diferente para mi cumpleaños, sin una gran fiesta, en medio de la ley seca y las elecciones más grandes de nuestra historia, pero con pasteles y al lado de mis seres queridos. Mi tercer deseo fue que las familias en México se unan más. Al final de la jornada electoral, aunque los resultados no fueran los esperados para todos, espero que todos nos sintamos satisfechos de haber participado en este proceso democrático. Y por eso digo: feliz cumpleaños para mí y un feliz México democrático.