Febrero: mes del amor y la amistad

El tema del amor y la amistad está vinculado a estas fechas, y aunque solo es una efeméride comercial.

El tema del amor y la amistad está vinculado a estas fechas, y aunque solo es una efeméride comercial en la actualidad, da pauta para que la gente pueda reflexionar más sobre este fenómeno humano, que es más vivencial que filosófico.

El título de este apunte editorial versa sobre el mes de febrero referente al amor y la amistad. Todo elemento, nos asegura la dialéctica, tiene uno antagónico. Es así que febrero es mes del amor y del desamor también.  Igual podemos reflexionar sobre la amistad y la enemistad (odio), como elementos opuestos pero unidos.

El referente filosófico es el concepto de Eros, como sabemos proviene de la mitología griega, y hace referencia al nacimiento y sostenimiento de vínculos afectivos entre los seres humanos. Es una categoría amplia que implica ese lazo afectivo que puede nacer y desarrollarse en distintos contextos, de tal manera existen diferentes tipos de amores, que pueden ser filiales, es decir, hacia los hijos, hacia los padres, la familia, los amigos, la iglesia, la patria, entre otros. Los griegos los diferenciaban en cuatro conceptos relacionados pero desemejantes: Philia, Storage, Ágape y Eros.

El amor en el contexto de una pareja (eros) es el más distintivo, que incluye la sexualización de ese vínculo. Aquí tiene lugar lo sensual, el deseo, el anhelo, la pasión por el otro. Actualmente se le conoce como amor pasional o romántico.

El tema de la amistad (philia) también se basa en el desarrollo de un vínculo de afecto por el otro, donde existe identificación de intereses, respeto, empatía, y otros valores positivos. El aspecto que sobresale al hablar de amistad es que esta se basa en un vínculo humano no sexualizado. Los amigos y amigas pueden apoyarse mutuamente, coincidir, abrazarse o besarse, pero nunca de manera sensual o erótica. Cuando la amistad se sexualiza deja de ser tal, se convierte en otro tipo de vínculo sentimental. Lo mismo ocurre con los vínculos familiares, deben estar completamente desexualizados, lo que en griego se conoce como storage.

La amistad está basada en el amor fraterno (ágape), cuando se mantiene fiel a su naturaleza, puede persistir de por vida. Sus enemigos son las emociones negativas asociadas al surgimiento de una enemistad, como lo son los celos o la envidia. Este tipo de afectos primarios persisten a lo largo de la vida, no importa el momento del ciclo vital, y son extremadamente corrosivos para todo tipo de vínculo sentimental.

Pude indagar que, así como septiembre es el mes de la patria, con efemérides relativas a esa temática, y noviembre el mes de la revolución mexicana, definitivamente el mes de febrero es el mes del amor y la amistad, que incluye este período de tiempo, otras efemérides muy interesantes, como el 13 de febrero, el día del soltero; el 15 de febrero, el día del amado infiel; y el 16 de febrero, día de los amores imposibles.

Eros y Cupido son los representantes del flechazo del amor, el cual se consideraba en la mitología como un acto simbólico pero que infringía dolor a la persona flechada, que, a partir de ese momento, quedaba prendada a su pretendido/a amante, no había escapatoria.

En el caso del amor como parte de la trama de los dioses, los griegos y los romanos tenían sus deidades bien identificadas, que eran el antecedente materno de Eros y Cupido, nos referimos a Afrodita y a Venus. Esta última tuvo mucha influencia como deidad en la sociedad romana. Incluía la belleza, la fertilidad, la victoria, y el amor, especialmente el pasional en sus muchas vertientes, incluyendo las pasiones más bajas propias del oficio más antiguo del mundo (Venus Ericina).

La iconografía de Venus es abundante, siempre muy sensual, reflejada en desnudos especialmente como Venus Calipigia; los romanos atribuían diferentes acepciones para esta bella diosa, una de ella como Venus Genetrix, es decir, como madre, incluye la fertilidad; Venus Victrix donde se destaca la victoria en las empresas político-militares, lo que volvía a muchos gobernantes adeptos a esta veneración; y Venus Bacilea, el culto vinculado con el amor erótico.

Este año cumpliré con mi linda esposa María Luisa, una edad de matrimonio muy especial, se denomina Boda de Diamantes, supongo que hace referencia simbólica al carácter duradero, resistente e indestructible de esa preciosa piedra.

Para festejar, por supuesto, iremos a un elegante restaurante, el que ella pida, ciertamente no escatimaré en gastos. No podrá faltar el ramo de rosas, la caja de chocolate e indudablemente, una romántica serenata en el balcón de nuestro hogar.

Además, he estado preparando un bello poema que quiero dedicarle y que también formará parte de las sorpresas de ese día, lo voy a compartir aquí con el propósito de que las lectoras y lectores puedan leerlo y opinar sobre el mismo.

La vena poética la recobré de la correspondencia que mantuve con ella durante el noviazgo, que hoy se encuentra alojada en el baúl de los recuerdos, y que es conveniente desempolvar para recuperar la memoria romántica en la víspera de una boda de diamantes como la señalada.

A María Luisa, mi eterno respiro

Éramos dos almas, errantes y solas,

en tierras humildes, de calles sin sol,

tú en Villaldama, yo en Montemorelos,

destinos distantes, del mismo arrebol.

Fue Monterrey quien nos trajo el encuentro,

fue su brisa ardiente quien quiso juntar

dos mundos opuestos: tu cuna dorada,

mi paso de sombra en su oscuro andar.

Tu padre Timoteo, influyente, de altos salones,

yo, un comunista sin voz ni lugar,

mi pluma rebelde, mi furia de ideas,

tus manos de seda, tu risa de azahar.

¡Ah, cuánto reímos, con nada en los bolsos,

pero con la vida latiendo en la piel!

Tu peluca castaña, tu gracia exquisita,

mi traje impecable, mi verbo de hiel.

Y fueron tus ojos la luz de mis días,

y fueron tus labios mi verso sin fin,

escribí por ti los más dulces poemas,

y a cambio en tu pecho hallé mi jardín.

Mas hoy los inviernos me pesan el cuerpo,

mi pulso es un hilo, mi aliento es fugaz,

y tú, mi María, mi estrella perpetua,

me das cada día la fuerza y la paz.

Me alzas, me vistes, me das en la boca

el oro bendito de amor y de fe,

eres mi vida, mi rayo en la sombra,

mi único mundo… mi todo, mi bien.

Ochenta años laten en nuestras memorias,

y aunque mis fuerzas no vuelvan jamás,

sigues ahí, mi milagro y mi norte,

sigues amando, y yo... respirando más.