La semana pasada conocimos los resultados de las elecciones llevadas a cabo en el Estado de México y también en Coahuila. No hubo sorpresas, las encuestas previas lograron prever los triunfos electorales, tanto para Morena en el Estado de México, como para el PRI en Coahuila.
¿Qué significa que no haya habido sorpresa en los resultados electorales? Las encuestas lograron identificar las tendencias presentes en el electorado, en el primero el deseo por un cambio de gobierno y, en el segundo, una continuidad de este.
En el Estado de México es comprensible que después de 94 años en el poder, con el grupo priista de Atlacomulco al frente, la gente deseara un cambio de la clase gobernante. No les importó que la aspirante a la gubernatura por el partido de Morena tuviera el antecedente negativo de haber descontado entre los años 2013 y 2015, el 10% del sueldo de los trabajadores del Municipio de Texcoco, donde la Profra. Delfina Gómez era presidenta municipal. La multa que recibió el partido por esta transgresión de las leyes electorales fue de cuatro millones y medio de pesos. Este detalle lo omitió el gran electorado mexiquense y votó por ella.
En el Estado de Coahuila la mayoría del pueblo decidió la continuidad del priismo, que tiene un gran arraigo político en esa entidad federativa, recordemos que lleva casi un siglo en el poder local.
Son muchos los factores que intervienen en estos resultados, seguramente una combinatoria específica de éstos es lo que generó este escenario electoral, pero, sin duda, uno de los elementos más determinantes fue el papel que jugaron los gobernadores de ambos estados, por un lado, Alfredo del Mazo y también, Miguel Riquelme. El primero se dio por perdido y decidió tomar distancia sin apoyar directamente a la candidata de la alianza priista, prácticamente la dejó sola. En el caso de Coahuila fue lo contrario, el gobernador operó a favor de la coalición aliancista. Los resultados son claros en cuanto al peso que este factor pudo haber representado.
Estas elecciones dieron un espaldarazo a las autoridades electorales, el hecho de que ambos candidatos perdedores reconocieran inmediatamente los resultados preliminares, admitiendo su derrota, refleja la confianza total en el sistema de escrutinio y conteo del voto.
Existe una geografía política dominada por 21 gobernadores del partido hegemónico de Morena. La política representa un proceso de gran dinamismo y prospectiva, considerando que estamos ante un panorama político en evolución. Ahora la mirada está puesta en las elecciones que tendrán lugar en un año, el domingo 2 de junio del 2024, donde se renovará el Congreso de la Unión (128 senadores y 500 diputados), ocho gubernaturas y la jefatura de la Ciudad de México, 31 Congresos locales, 1580 ayuntamientos, 26 alcaldías, 24 Juntas Municipales, así como la presidencia de la República.
Ahora lo que viene es la selección de la corcholata ganadora de la encuesta que llevará Morena para definir su candidatura, como sabemos quién lleva la ventaja en los sondeos preliminares es Claudia Sheinbaum. La oposición aún no define ni el método de selección, ni tiene "su gallo", haciendo referencia esta frase coloquial al candidato definitivo que podría representar una alternativa a la continuidad del partido hegemónico.
Así las cosas, la situación de ventaja en la carrera presidencial nos recuerda la fábula de Esopo entre la liebre y la tortuga, resultando imposible que la candidata presidencial se quede dormida en el camino. En una fábula todo puede pasar, pero en una campaña sería impensable una posibilidad así, sin embargo, la política la hacen los hombres y las mujeres, por lo que puede haber fallos que limitan una total certeza.
Los resultados obtenidos en el Estado de México y Coahuila reflejan, de manera simbólica, los caminos que pueden transitar las elecciones del 2024. Una Morena arrasadora, por un lado, con una candidata impulsada por la popularidad del presidente López Obrador. O una oposición empoderada con base en una coalición bien consolidada, con un candidato(a) competitivo que remonte la distancia que existe actualmente, tomando en cuenta la ventaja con la que arranca la candidata morenista.
Hasta el momento parece dominar en el ánimo elector mexicano el deseo de la continuidad. Existe, con base en los resultados de las encuestas, la ilusión de que el único problema que no ha resuelto el gobierno federal ha sido el de la violencia. En los otros ámbitos se piensa lo contrario, llama la atención de que la tendencia de opinión es considerar que económicamente se está mejor, cuando en realidad la cantidad de pobreza aumentó durante la gestión de este gobierno en cuatro millones, y dos millones en extrema pobreza. En este rubro, seguramente la entrega de apoyos económicos ha hecho la gran diferencia para generar esta creencia positiva. También el aumento al salario mínimo ha sido parte de esta percepción.
Hay buenos candidatos que no son buenos gobernantes y viceversa. Preferimos malos candidatos que sean buenos gobernantes, y probablemente este sea el caso de la Dra. Sheinbaum. Por su estilo personal y su formación académica, es poco probable que actúe irresponsablemente como una lideresa populista, pendenciera, distorsionadora de la realidad, manipuladora de las masas. Será fundamental llegar a la presidencia con el empuje del presidente, efecto de una inercia que le permita sentarse a la mesa servida.
El candidato(a) que elija la oposición deberá ser extremadamente competitivo, alguien que sea ampliamente conocido a nivel nacional, que la gente tenga una buena opinión de su trayectoria pública. El tema del conocimiento previo es crucial considerando que se cuenta con muy poco tiempo para construir una imagen como candidato.
Pensando que la alianza opositora estará integrada por varios partidos, es importante que el aspirante no pertenezca a ninguno de ellos. Deberá ser neutral para que ningún partido se sienta beneficiado o excluido. ¿Tiene usted lector(a) alguien en mente que pudiera cubrir estos criterios y pueda representar dignamente a la oposición?
Dice un proverbio popular que no hay enemigo pequeño, así que la Dra. Sheinbaum deberá tomar sus medidas preventivas para no decrecer en la ventaja que lleva hoy en las encuestas.
Hasta el momento en México hay vientos de continuidad, habrá que ver si por ser un elemento natural tan volátil, pueda cambiar de dirección en un abrir y cerrar de ojos, para convertirse en vientos de cambio. Parece poco probable, pero en la política no existen las certidumbres totales.
Va a ser interesante la campaña, la Dra. Sheinbaum jugará a la defensiva tratando de conservar su ventaja, mientras que el candidato(a) opositor jugará a la ofensiva, arriesgando el todo por el todo, considerando que tiene mucho que ganar y poco que perder. Seguramente esta máxima política deberá tomarse en cuenta por los otros opositores y aspirantes a los demás puestos de representación popular que estarán en juego el próximo junio de 2024.