Elección extra-ordinaria en Monterrey

Y he aquí una nueva elección para la elegir alcalde de la ciudad de Monterrey.

¿A que le tiras cuando sueñas candidato?

Y he aquí una nueva elección para la elegir alcalde de la ciudad de Monterrey. Según se dio a conocer, la pasada elección estuvo plagada de irregularidades, que finalmente el tribunal electoral determinó anular la elección, para convocar nuevos comicios.


En más de un ciudadano surgió la idea de la necesidad de crear la segunda vuelta o segundo turno, sólo con los dos candidatos punteros, a fin de reducir tiempos y recursos, con la finalidad de simplificar. Pero tal parece que la simplificación de las cosas no está contemplada en muchas acciones del aparato de estado –cosa que se espera cambie en breve- ya que cada movimiento, operación o procedimiento, posee una partida asignada, hecho que en más de una ocasión no se quiere ceder.


Y las campañas, los slogans, los mensajes, el manejo de imagen. Es bien conocido que ahora es asunto de imagen, más de golpeteo en redes sociales que en información y sobre todo formación. Ello no es solo manejo del estado y los partidos políticos, sino de lo que cada ciudadano gusta consumir, y en este caso, el entretenimiento, el puro show ha tomado las estrategias de marketing, lo mismo de instituciones educativas, estado y partidos políticos, donde un clic o un video escandaloso o la fuerza de un meme, es más contundente que un contenido, datos y cifras en relación al uso del presupuesto y a los planes de gobierno. Vivimos tiempos donde la información es en su mayoría fake news o como dijera el psicoanalista francés Jacques Lacan, la verdad posee estructura de ficción.


¿A qué le habla cada candidato? ¿Qué es lo que intentan emplear como “gancho” para ganar el voto del electorado? No son muchas las estrategias, ni tampoco las más creativas, se pueden reconocer y asilar cada uno de sus elementos. Una cosa, antes de pasar a hablar de dichos elementos, que hay que considerar es que las campañas difieren en gran medida de los planes de gobierno, incluso ya en funciones una cosa será el plan de gobierno que se intentará ejecutar y otra muy diferente lo que se informará. Lo mismo con los ciudadanos, potenciales votantes, objetivo a seducir por cada candidato, a extraños, distantes, incluso considerados posteriormente como enemigo de “su modelo de gobierno”.


Hay candidatos que le hablan al miedo del ciudadano, empleando el discurso del terror, con su binomio seguridad/inseguridad, a través de “amenazas” veladas, “Si no me eliges a mí, entonces lo que estarás padeciendo es….” Dicha estrategia es eficaz con ciudadanos que fácilmente se capturan por el miedo y que suponen que la vida consiste en planear algo para no tener miedo, para no correr peligro, creyendo a cuanto paladín de la protección se les presente. Desean que alguien les diga: “Conmigo te irá bien, estarás seguro/a, sin mí, no”, no desean cambios, sino quien les prometa estabilidad.


Por orto lado, hay campañas basadas en el hartazgo social, el candidato intenta funcionar como héroe, alguien que ha tomado en sus manos el hartazgo y las demandas de la ciudadanía, exclamando, ¡Esto no puede seguir así! Que en el caso de la campaña por la alcaldía de Monterrey, los dos punteros, no pueden explotar mucho dicha estrategia, pues ya han sido alcaldes, ya han sido servidores públicos, no pueden de pronto, de buenas a primeras, hablar como simples ciudadanos que están luchando, militando en su partido, para por una buena vez ser gobierno, ya lo han sido, ya se sabe como gobiernan, incluyendo al candidato del partido verde. ¿No es acaso el mismo ejercicio de alguien al plantearse si regresa o no con su ex?


El candidato ausente de cada proceso electoral parece ser el que informa y forma, el que se mantiene cercano, el que busca ante todo funcionar desde el honor, no desde el golpeteo. Pero ese tipo de candidato no “divierte” al electorado, porque el electorado funciona durante las campañas y las elecciones como alguien que ve una contienda de box, de ahí que cuando un candidato gana, se alce y festeje con todo, como si hubiera ganado una carrera, cuando ha sido elegido para gobernar, para servir, ¿Qué festeja el candidato al más puro estilo del cacique que truena su pistola o hace la Roque señal? ¿Haberle ganado al otro? ¿Habérselo chingado? –como coloquialmente alguien puede exclamar. Justo porque el electorado goza con dicho triunfo, ¿Ganaron? ¿Ganamos? ¿Qué es ganar una elección? Y al día siguiente del “triunfo” ¿qué sigue?


camilormz@gmail.com