El juego del tío Lolo

En 2025 hubo mediación federal; ahora no se prevé intervención.

El presupuesto estatal ha sido motivo de disputa entre "la nueva y la vieja política", según divide el gobernador del estado, Samuel García, a quienes militan en su partido y en la oposición.

Samuel desea que el Congreso local apruebe, sin cambiar ni una coma, su propuesta hacendaria, sin importar que los ciudadanos votaron por dividir el poder precisamente para que no se presentara una visión única del ejercicio gubernamental, un mensaje que parece no recibió el gobernador.

De hecho, después de haber declarado que negociarla con el Congreso su propuesta presupuestal, enviando incluso al secretario de Gobierno, Miguel Flores, con tal encomienda, sentenció que si le cambiaban una coma a su propuesta, la vetaría.

Y precisamente ahí estamos por cuarta ocasión en el mandato del gobernador naranja, con la casi certeza de que no tendremos presupuesto o que este se ejercerá como en años pasados, tomando como base el del año anterior.

La cuestión es que en 2025 la presidenta Sheinbaum intervino, a través del subsecretario de Gobernación, César Yáñez, quien sacó adelante un acuerdo entre las partes, pero en esta ocasión parece que no tiene intención de hacerlo y ha dado a entender que es un asunto entre los políticos locales.

El problema, desde nuestra perspectiva, es una cuestión de incentivos para los diferentes políticos locales, mientras que los miembros de la oposición ven la oportunidad de obtener algunas prebendas presupuestales, principalmente para los municipios gobernados por estos partidos, el gobernador no ve por qué debería hacer concesiones si el presupuesto tiene que ver con el mundial de futbol que traerá a la entidad algunos partidos a jugarse en el actual estadio BBVA que fue rebautizado para la justa mundialista.

El problema parece consistir que tanto el gobernador como los diputados del llamado PRIAN parecen coincidir en el hecho de que el evento dará una visibilidad importante a Samuel, quien parece creer que si logra dar una buena imagen en este evento, tendrá la posibilidad de imponer a su candidato para el 2027 e impulsará su imagen con miras a la candidatura presidencial que aspira alcanzar en 2030, algo lejano pero presente en el imaginario político.

Por su parte, parece que los diputados locales realizan una evaluación muy parecida a la del gobernador y consideran que es este el momento para negociar una mejora presupuestal en sus ámbitos de influencia, también con miras a conservarlos en el 2027 y ampliarlos a ser posible.

Hasta aquí todo bien, así se supone que funcionan las democracias en las cuales existe división de poderes, se trata de negociar, sobre todo cuando los ciudadanos no dieron un mandato contundente a algún partido en específico, el problema, nos parece, consiste en que dentro de esa negociación los ciudadanos no somos contemplados como beneficiarios del ejercicio presupuestal, es más, nos parece que hemos sido borrados del escenario.

Precisamente por eso es que consideramos que deberían existir mecanismos mediante los cuales los ciudadanos podamos llamar a cuentas en tiempo real a legisladores y miembros del ejecutivo.

Lo demás, creemos, es jugar al tío Lolo, que ya sabe usted que le gusta hacerse... solo. Y parece que a eso juegan los partidos políticos.