El debate

Don Quijote de la Mancha, en su afán por lograr la justicia, siempre buscaba entender los anhelos.

Don Quijote de la Mancha, en su afán por lograr la justicia, siempre buscaba entender los anhelos y necesidades de las personas a las que servía. A lo largo de sus páginas, el Quijote, de Miguel de Cervantes, nos legó lecciones imperecederas, entre ellas, la importancia de escuchar al pueblo.

Esta enseñanza, que fue clave en los Siglos de Oro, adquiere especial relevancia en el escenario político mexicano actual, sobre todo de cara a lo que será la jornada electoral más importante de su historia y, específicamente, ante el segundo de los tres debates entre quienes aspiran a ocupar la Presidencia de la República, por parte de las coaliciones Sigamos Haciendo Historia (Morena, PT y PVEM) y Fuerza y Corazón por México (PAN, PRI y PRD), así como Movimiento Ciudadano.

El formato del primer debate fue acartonado. Además, prevalecieron los ataques, las descalificaciones y estrategias previsibles del bloque opositor. Las críticas a este primer ejercicio fueron numerosas, y con razón. ¿Cómo conocer a fondo las ideas y los proyectos de nación, si el formato del debate no permitía una verdadera interacción con la ciudadanía?

Ante ello, la Comisión Temporal de Debates del Instituto Nacional Electoral (INE) puso manos a la obra. Según lo revelado, el segundo debate, que se realizará el próximo domingo 28 de abril, promete una vuelta de tuerca: habrá más espacio para que las candidatas y el candidato se presenten y expongan sus propuestas, así como preguntas directas de la ciudadanía, (previamente videograbadas), y un formato que permitirá un adecuado contraste de ideas entre contendientes.

Resulta alentador saber que se incluirán preguntas de ciudadanas y ciudadanos de todas las regiones y estados del país, incluyendo de la comunidad migrante de urbes como Los Ángeles y Dallas, en Estados Unidos, así como de comunidades rurales y pueblos originarios, ya que el debate será transmitido en maya, tsotsil y na?huatl.

Lo anterior es un paso en una dirección más acertada, pero habremos de esperar a su conclusión para saber si tuvo éxito. Y es que no basta con dar voz a la ciudadanía durante el debate, sino que también es necesario que esa voz se escuche en todos los rincones del país, que trascienda los muros de los estudios televisivos y llegue a las comunidades más remotas.

En esta ocasión, los temas por tratar tienen que ver con la ruta hacia el desarrollo de México y los enormes desafíos que enfrentamos en economía, salud, seguridad, desigualdad, pobreza, infraestructura, cambio climático, política y gobierno. Se trata de retos que no se pueden resolver de la noche a la mañana, sino que requieren de un compromiso profundo y sostenido, de políticas que pongan a las personas en el centro y de una escucha activa de las demandas populares.

Pero, más allá de los debates, es necesario continuar con la construcción de un régimen político verdaderamente democrático, en el que no solo se consulte al pueblo cada seis años en las urnas. Es indispensable consolidar la transformación de México, fortaleciendo los programas sociales y las instituciones democráticas, garantizando con ello la participación ciudadana en todos los órdenes de gobierno.

Este segundo debate representa una oportunidad para demostrar que nuestro movimiento y nuestra candidata, la Dra. Claudia Sheinbaum, siguen escuchando al pueblo, y que ella está dispuesta y preparada para debatir ideas y explicar su proyecto de nación para el periodo 2024-2030.

Sin embargo, tampoco podemos quedarnos ahí. La verdadera prueba de nuestro compromiso con la democracia y la justicia social no está en tres debates, sino en las políticas con que se responde todos los días a las necesidades de quienes más lo necesitan y, además, la voluntad de seguir construyendo un México más justo y equitativo, reconociendo la voz y la dignidad de las personas largamente ignoradas por las élites políticas durante el periodo neoliberal.

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