Hay una canción de moda que recientemente el figlio Arturo me compartió en una de esas plataformas exclusivas para escuchar música. El título de esta lo he utilizado para intitular esta aportación que el día de hoy, amablemente el excelso periódico El Porvenir publica.
Hay muchas otras canciones que llevan esta misma temática, todas románticas, por cierto: Por eso te amo, de Río Roma; Desde que llegaste, de Reyli Barba; Amor del bueno, de Reyli Barba; Creo en ti, de Reik; Perfect, de Ed Sheeran; Solo tú, de Madison; Bailar, de Leonel García; Tú de qué vas, de Franco de Vita; Thinking out loud, de Ed Sheeran; Entra en mi vida, de Sin Bandera; Solamente Tú, de Pablo Alborán; Me enamora, de Juanes; Cuando nadie ve, de Morat; Sin miedo a nada, de Álex Ubago y Amaia Montero; Aunque tú no lo sepas, de Enrique Urquijo, entre otras.
No sé si los compositores de estas letras realmente han vivido lo que escriben o pretenden hacerlo, o simplemente dicen como que saben; un detalle que observo es que el contenido de las canciones plantea las situaciones románticas en el presente y en el pasado, y las proyecta hacia el futuro, aquí pongo un ejemplo: "Eres el amor de mi vida. El destino lo sabía. Y hoy te puso ante mí. Y cada vez que miro al pasado... Es que entiendo que a tu lado. Siempre pertenecí".
Cuando la figlia Carolina acude a visitarme, comparte algunas canciones desde su celular, y hace poco realizó una observación muy precisa, dijo: "Nonno, veo que tú a lo que pones atención es a la letra, realmente la melodía no te interesa mucho". Y tiene razón, aunque no sé por qué motivo en ese momento lo negué.
Ahora que reflexiono en ello, el motivo es que no poseo un sentido musical agudo, el ritmo y la armonía realmente es algo que no me atrae. La música, en lugar de ser una vivencia emocional, la convierto en una de tipo mental, y examino minuciosamente la letra.
La idea de atravesar el río de la vida con la compañera de vida es insistente en las letras que he escuchado, pero insisto, el compositor señala que quiere navegar ese río y cruzarlo juntos, en pareja. En mi caso, y para gran dicha, yo junto con mi mujer he logrado avanzar hacia las profundidades inciertas de la vida, y desde donde estoy ahora, se puede observar la otra orilla.
Considerando el privilegio de que usted como lector o lectora haya llegado hasta este punto de la lectura, me voy a permitir revelarle en exclusiva, en este importante medio de comunicación escrito, a la persona que es, ha sido, y será el amor de mi vida: la Profra. María Luisa Santos Escobedo.
Realmente la historia de este eterno romance no tuvo un inicio en un lugar muy romántico, me refiero a que no la conocí por azares del destino en un tren o en una sala de teatro, donde el destino uniera nuestros caminos de manera inesperada.
La conocí en un lugar común, pero, a mi parecer, poco romántico: la Escuela Normal Superior del Estado; tengo que destacar que conquistar su corazón fue más duro de lo que esperaba. Ella siempre fue muy seria y no me dirigía la palabra en un principio, pero yo insistí sabiendo de antemano que era el amor de mi vida, así que finalmente ella aceptó que la acompañara hasta la parada del camión. Luego, tuve que pedir permiso a sus padres para cortejarla; cabe recordar que sus hermanos eran amigos y compañeros de la misma escuela. Finalmente, sus papás, ahora mis suegros, consintieron nuestro noviazgo.
En las letras de estas canciones que he escuchado, el varón promete cuidar de la amada por toda la vida, pero creo que en mi caso fue al revés, ella es quien ha cuidado de mí, como un ángel de la guarda, y ahora que realmente llegó la tercera y cuarta edad, es más evidente que realmente la mujer es quien cuida del hombre.
No puedo compararme en vitalidad con ella, las décadas me pesan como un cúmulo de enormes losas. Mi mujer no posee ninguna losa ni peso alguno que la detenga en sus actividades cotidianas. Baila como una adolescente y forma parte de un club de danza; cada mañana nada de un extremo a otro la piscina, la recorre una y otra vez sin parar. Todos los días prepara sus textos como cronista con gran rapidez. Su producción literaria es abundante y bastante innovadora.
Realmente la creatividad como compositor no es lo mío, pero el amor es el amor, así que decidí pedirle a la figlia Carolina que compusiera la letra de una canción romántica que reflejara el amor que siento por mi mujer y esposa, así que ella se puso a trabajar y me brindó esta bella composición:
Licha, Vida Mía
A través de los años, junto a ti he caminado,
Por caminos lejanos, nuestro amor ha perdurado.
Hemos recorrido el mundo, descubriendo nuevos cielos,
Y en cada tierra extraña, te amé con más anhelo.
Coro:
Licha, mi vida, mi dulce compañía,
En cada viaje, en cada día,
Tu amor ha sido mi constante guía,
Eres mi todo, mi eterna alegría.
Desde montañas altas hasta playas serenas,
Conocimos culturas, navegamos mil mares.
Tus ojos reflejan el sol de cada tierra,
Y en cada sonrisa tuya, mi corazón se aferra.
Coro:
Licha, mi vida, mi dulce compañía,
En cada viaje, en cada día,
Tu amor ha sido mi constante guía,
Eres mi todo, mi eterna alegría.
Décadas han pasado, y mi amor sigue creciendo,
Cada aventura contigo, un recuerdo hermoso.
Eres el tesoro que guardo con fervor,
El fuego en mi alma, mi eterno amor.
Coro:
Licha, mi vida, mi dulce compañía,
En cada viaje, en cada día,
Tu amor ha sido mi constante guía,
Eres mi todo, mi eterna alegría.
Contigo a mi lado, no hay nada que temer,
En tus brazos encuentro mi hogar, mi ser.
Por siempre a tu lado, así quiero estar,
Amándote cada día más, en este viaje sin final.
Coro:
Licha, mi vida, mi dulce compañía,
En cada viaje, en cada día,
Tu amor ha sido mi constante guía,
Eres mi todo, mi eterna alegría.
Este próximo 23 de diciembre del año 2025 festejaremos nuestras bodas de diamante, los lectores y lectoras están desde ya cordialmente invitados. Seguramente realizaremos una celebración que llene nuestros corazones de gratitud y alegría. Por lo pronto, dentro de un par de días, este jueves 22 de agosto, el amor de mi vida: la Profra. María Luisa, cumplirá un año más de vida. ¡Enhorabuena!