Con la celebración de las fiestas de Fin de Año, se dio entrada al 2024 que, sin lugar a dudas, garantiza un montón de sorpresas en lo político y todo aquello que tenga que ver en materia electoral.
Por lo que ahora sí podríamos decir que los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán, sobre todo por aquello de que ya hay quienes destaparon sus cartas y quienes aún se encuentran por resolver.
Vaya haciendo sus apuestas por aquellos que ya andan en franca precampaña y hasta denuncias en su contra ya tienen ante las autoridades del Instituto Estatal Electoral, y que amagan con comerse el mandado.
En especial porque los adelatados que ya andan como Juan por su casa, presumen acaparar muchas de las preferencias, aprovechando el capital político que les distingue o por los malos gobiernos que le restan méritos a cualquiera.
Pero como no queremos charle flores de más a nadie, sí le podríamos decir que sus nombres van ligados a figuras de corte nacional, a lo que se conoce ahora como influencer en las redes sociales o exalcaldes polémicos “fregones”.
No se diga de quienes, por herencia, con el apoyo innegable de sus padres, ya los hacen en sus cargos bajo las mismas siglas partidistas u otros organismos electorales que en el pasado los abrigó y que ahora serán competencia.
De modo que lo único que podríamos advertirle, los que ya andan gastando suela, pueden llevar una marcada ventaja que a meses de las elecciones del 2024, le hacen temblar las piernitas a más de dos, sino pa’l baile vamos.
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Pero mientras son peras o manzanas, hay alcaldes que en vísperas del 2024 amagan con repetir en el cargo, aprovechando los beneficios que les otorgan las leyes electorales.
Y que, en el mejor de sus casos, pueden aspirar a la reelección, lo cual pondrá a prueba de fuego su buena labor al frente de sus gobiernos en municipios metropolitanos.
Entre ellos el alcalde de San Nicolás, Daniel Carrillo; de Villa de Santiago, David de la Peña; Jesús Nava, de Santa Catarina; o de Escobedo, con Andrés Mijes, más los que se acumulen y que ya cuentan con sus propios números en torno a las preferencias.
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Dicen que los toros se ven diferentes desde la barrera, y si no pregúntele a los representantes de la iniciativa privada, que dicen se requiere de un mejor año.
Sobre todo porque el 2023 fue un año en el que hicieron varios llamados a la paz política y que no pudo consumarse entre los grupos de poder.
Tan es así, que todavía hasta el último minuto del 2023 diputados del PRIAN y alcaldes del Pacto Nuevo León esperaban alguna noticia de interés.
Sobre todo lo relacionado con el Presupuesto estatal, que en su momento causó polémica y la defensa de ello por el gobernador Samuel García Sepúlveda.
Lo mismo que los pretendidos recursos municipales de los que alcaldes tanto pelearon y que se quedaron como el “chinito”: “nomás milando”.
Pero como con eso de que la esperanza es lo último que muere, pues ya sabrá más o menos el escenario de quienes se quedaron con la mano estirada.
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Con eso de que la pirotecnia está prohibida y que a pesar de ello, ayer desde temprano algunos adelantados hicieron tronar sus cuetes en el cielo, no descarte que hoy o mañana le llueva metralla a Alfonso Martínez Muñoz, secretario de Medio Ambiente.
Especialmente por aquello de que pagan justos por pecadores y que su cargo no le da más opción ante el incremento de la contaminación en fechas como estas, y que le ha salido caro dar una que otra explicación no muy bien aceptada.
Por ejemplo, ahí tiene aquella justificación ante los altos índices de contaminación, que dijo tienen que ver con la vieja tradición arraigada muy bien en los regiomontanos y que atribuyó a las celebraciones con carne asada.
Amén de aquella otra en la que el propio Martínez Muñoz adjudicó al alto número de fallecimientos por el uso de carbón y que le ganaron muchas críticas no muy bien afortunadas y que le causaron sinsabores.
De modo que, ante sus afirmaciones, no descarte quienes vayan a seguirle la huella al titular de Medio Ambiente por el uso de pirotecnia, muy a pesar de sus prohibiciones, para ver nada más cuál es la “dominguera”. Ah, raza.