Hoy en día, el tema migratorio ocupa gran parte de la agenda política. Hay que reconocer que el tema no es nuevo, además de la migración binacional tenemos la migración al interior del país, especialmente la migración del campo a la ciudad. Esta última un fenómeno que tuvo lugar desde mediados del siglo XX, permitió la concentración de servicios y empleos en las grandes urbes, que crecieron de manera desorganizada, absorbiendo las necesidades que conlleva la migración interna.
El tema no es exclusivo de México o de Nuevo León, en la península ibérica se dio también este fenómeno dejando despoblados amplios territorios del noroeste español, donde migraron cientos de jóvenes a las grandes ciudades en busca de empleo y mejores condiciones de vida.
El motivo principal para el éxodo fue la falta de oportunidades de empleo en los lugares de origen. Para prosperar fue necesario migrar a Monterrey, a León, a Ciudad de México, Madrid, Houston, Barcelona, Nueva York, y muchas grandes ciudades que se convirtieron en polos de atracción poblacional.
En la actualidad, encaminados hacia el vigésimo quinto año del siglo XXI, el campo sigue sufriendo los embates no sólo de la falta de empleo, también de las condiciones derivadas del cambio climático, especialmente la sequía. Ahora con un flagelo más, la delincuencia organizada que ha aprovechado el aislamiento de las comunidades para establecer centros de operaciones criminales.
En el tema de la economía, los candidatos que visitan estos pueblos, como bien lo señalan los pobladores, sólo lo hacen en período de campañas y luego "no vuelven a pararse", es decir, ya no regresan. Lo que encuentran inmediatamente como demanda, es que no hay fuentes de empleo. Antes el autoempleo era la solución, pero ahora quien lo intenta sufre de extorsión o cobro de piso.
Traer empresas a municipios rurales implica los riesgos propios de la contaminación. Lo ideal es que sean empresas que generen empleos, pero no contaminen y contribuyan socialmente con el municipio. El caso de Montemorelos es paradigmático, se asienta allí una institución universitaria privada que genera beneficios al pueblo sin contaminar.
Otra muy buena opción es rescatar la historia regional y promover el turismo lo más sustentable posible. La declaración de la categoría de Pueblo Mágico es una palanca que promueve este tipo de economía. Bustamante, Linares y Santiago son ejemplo de que se puede participar en las convocatorias y lograr los beneficios turísticos y económicos que conlleva esta distinción oficial.
Acá en Boca de Leones donde vivo al norte del estado de Nuevo León, al estar asentado en un municipio rural, las empresas son de producción de alimentos principalmente. Hace poco se instaló una granja donde extraen huevos de las gallinas de manera forzada. Según cuentan los lugareños, éstas mueren debido a que no les permiten recuperar fuerzas, luego los cuerpos muertos no los desechan de manera apropiada y esto genera una nube de moscas imposible de ahuyentar. Aunque la granja avícola está ubicada por la carretera, a un par de kilómetros fuera del municipio, la invasión de moscas es perturbadora especialmente en "época de calor".
Pensando un poco en cómo generar ingresos en esta región, mi linda esposa María Luisa, posee como parte de una herencia familiar, una antigua casona al centro del pueblo. Amplia y muy bien ubicada. La primera intención fue rentar cuartos al estilo hotel, además, se podrían servir desayunos o montar un pequeño restaurante al interior del inmueble.
Después de una incursión violenta por parte de un grupo de delincuentes que asesinaron, decapitaron y quemaron los cuerpos de los únicos dos policías que se atrevían a recorrer los caminos aledaños al pueblo, decidimos posponer la anterior idea del hotel para tiempos más tranquilos, y evitar así cualquier situación de extorsión o cobro de piso que actualmente viven los vecinos que se aventuran a instalar algún puesto en la plaza municipal alrededor del quiosco.
Al vernos un poco decepcionados de esta idea emprendedora limitada por la amenaza que representa el crimen organizado, la figlia Carolina con su entusiasmo contagioso y su pensamiento divergente, nos propuso que no desistiéramos de este audaz impulso, y que realizáramos la idea a través de una plataforma tecnológica llamada ER-BI-AN-BI, me gustó la propuesta, aunque no le entendí muy bien, pero pues tiene uno que adaptarse a los nuevos tiempos.
El tema de la sequía en Boca de Leones es preocupante, pero dicen los mineros que el mayor riesgo para ellos es que se les inunden los tiros. Esto significa que hay mucha agua subterránea en la región, por lo que las norias artesanales antiguas nos dan una esperanza para hacer frente a esta amenaza derivada del cambio climático.
Hace poco recibí la llamada de un colega interesado en invertir en bienes raíces, pensé que quería explorar más el área poniente de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, pero no, me sorprendió que su interés expreso fueran los bienes raíces en Boca de Leones.
Mi conocido leyó en un diario local del éxodo del área norte del estado de Nuevo León, imaginó las escenas allí descritas: calles desiertas, casas abandonadas, ranchos en remate, terrenos olvidados (y repudiados) por sus dueños...
En pocas palabras, como cualquier empresario inmobiliario consideró que toda crisis es una oportunidad, así que me pidió que lo acompañara para hacer un recorrido por los lugares más interesantes del municipio, especialmente para el negocio de bienes raíces.
Recorrimos una potencial área turística en la Hacienda el Potrero, al pie de una enorme y majestuosa montaña llamada Sierra de Gomas. Allí mi colega imaginó un desarrollo turístico con atracciones para los amantes de las actividades al aire libre: senderismo, ciclismo de montaña, cacería, arquería, bird watching (no sé cómo se traduce). Después fuimos a la Sierra de Minas Viejas, allí mi amigo pensó en establecer un hostal rodeado de rústicas, pero lujosas cabañas, además en lo alto del lugar los amantes de la espeleología podrían encontrar un maravilloso mundo a descubrir en los antiguos tiros mineros.
Visitamos la Hacienda de Guadalupe, allí consideró la posibilidad de establecer, renovando el antiguo edificio, un lujoso centro para exclusivos eventos sociales, algo así como la renombrada Hacienda Los Arcángeles en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Continuamos el itinerario y visitamos la cabecera municipal, allí consideró que el Gran Cristo de la Loma de la Ermita, podría ser motivo para que las modestas propiedades que actualmente le circundan se conviertan en lujosas fincas de fin de semana para los acaudalados regiomontanos.
Para finalizar me pidió que acudiéramos a antiguas tierras ejidales, seguramente allí podría establecer en un enorme predio, algún tipo de club deportivo para vender a través de jugosas acciones, membresías a las familias citadinas que buscan espacios de esparcimiento cerca de la naturaleza y con aire limpio.
Sin poder contener su ambición insistió en que detuviera súbitamente la marcha para preguntar los precios de los terrenos y casas. "¿Cuánto quiere por el terrenito?" La gente respondía con sinceridad: "Estoy pidiendo 50". Mi colega se entusiasmó, me guiñó el ojo, torció un poco la boca y con mirada de: "Te lo dije", insistió para tratar de cerrar el trato. "¿Cómo los quiere?" El humilde campesino pidió que fuera en billetes de cien. Mi colega se sorprendió e inquirió si no era mejor en billetes de mil. Fue entonces que cayó en cuenta de que el precio estaba en dólares.
"¡No puede ser, está más caro que en Monterrey!" E insistió en su teoría del éxodo: "¡Pero si aquí no hay gente!". Lo que mi amigo desconocía es que los propietarios de esas casas, terrenos y tierras efectivamente no viven allí, son oriundos de Boca de Leones, pero trabajan allá, en el Otro Lado, sin embargo, invierten acá, de Este Lado. Los dueños son "puros pasaporteados", por eso los bienes raíces se cotizan en miles de dólares.