La alerta ambiental que vivimos en la zona metropolitana de Monterrey no solamente debería ser por la mala calidad del aire que respiramos, sino también por el crítico panorama para satisfacer el abasto del agua potable para el consumo humano, comercial e industrial.
El escenario es alarmante y podría empeorar por la falta de lluvias durante esta temporada de invierno, toda vez que el sistema de presas de Nuevo León atraviesa por su peor sequía en once años.
Ante la escasez de precipitaciones, el sistema de embalses de nuestro Estado, integrado por las presas El Cuchillo, Cerro Prieto, La Boca, Agualeguas, Sombreretillo, El Porvenir, Loma Larga, Salinillas y Los Monfort, presenta su peor nivel de almacenamiento en la última década: ¡apenas en un 38% de nivel combinado!
A pesar de que las lluvias tuvieron una relativa mejoría en el último trimestre de este año y que por lo regular el consumo del agua disminuye en diciembre, enero y febrero, el nivel de almacenamiento de las presas ha venido en picada y el panorama pinta desalentador para los próximos meses.
Para muestra la Presa Cerro Prieto de Linares. La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) reporta su nivel más crítico de almacenamiento, el cual desde octubre del año pasado ha venido a la baja. Hace un año, de una capacidad de 300 millones de metros cúbicos de agua registraba apenas 97 millones de metros cúbicos, equivalentes al 32 por ciento de su llenado. Ahora almacena 32.6 millones de metros cúbicos ¡el 10.8 por ciento de su capacidad!
A pesar del nivel histórico mínimo de agua que almacena dicha Presa, el pasado 1 de diciembre la institución pública descentralizada denominada Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SAyDM), dio a conocer que el embalse de Linares tiene suficiente líquido para surtir agua a la Metrópoli sin realizar cortes hasta principios de febrero.
Para evitar que cunda el pánico y paliar la crisis de abasto, la paraestatal han anunciado que está preparada para empezar a extraer agua de 23 pozos someros perforados recientemente en la zona de la Macroplaza.
Aunque esta alternativa resulte efectiva, los habitantes de la Regiopólis seguiríamos padeciendo cortes del suministro o la baja de la presión del agua, tal y como ha ocurrido en meses recientes y exactamente como la dependencia descentralizada lo ha venido alertando en sus campañas en radio y televisión.
De acuerdo con los pronósticos del Centro Meteorológico de la CONAGUA, cada cuenca hidrológica podría recibir entre 7 y 18 milímetros de lluvia para este fin de año y principio del próximo, lo cual representa hasta un 40 por ciento menos del promedio histórico de lluvia para diciembre-enero.
También grave es la situación de las aguas subterráneas en el Estado. La CONAGUA reporta que de los 23 acuíferos 11 están sobreexplotados y que Nuevo León presenta un balance hídrico negativo; es decir, que la extracción supera a la recarga, con un déficit de 32 millones de metros cúbicos.
Los acuíferos más sobreexplotados son los del Área Metropolitana de Monterrey, los de la Zona Citrícola y el de la Zona Sabinas-Paras, que juntos suman un déficit de 135 millones de metros cúbicos.
Ante esta crisis, nuestras nuevas autoridades tendrán que esforzarse en cumplir los objetivos del Plan Estatal de Desarrollo, para asegurar el abasto de agua que garantice el desarrollo económico y social del Estado, a cuyo Plan Hídrico se le destinarán 100 millones de pesos el próximo año 2022.
Monto millonario que de nada servirá si las lluvias escasean, por lo que resulta urgente y necesario intensificar las campañas sobre la cultura del ahorro del agua entre usuarios domésticos, comerciales e industriales, así como impulsar medidas prácticas para reducir el consumo y evitar las fugas en la red de agua potable, sin olvidar las campañas intensivas de reforestación.
A pesar de la cancelación del megaproyecto Acueducto Monterrey VI y de que la clausura de la Presa Libertad será levantada a partir de enero, cuidar el agua es crucial para solucionar nuestra crisis hídrica, así como evitar la sobreexplotación de los mantos acuíferos y llevar a cabo acciones que tiendan a preservarla como un derecho humano y un asunto de seguridad social.
¡Cuidemos el agua y vivamos un venturoso año nuevo!