El balón flotaba, parecía perderse en el último suspiro. Era el equipo más viejo, casi treinta años promedio, contra jóvenes con casi veinticinco años. Con dos goles de ventaja, terminó el primer tiempo a favor de los imberbes de Chivas, pero los veteranos de Tigers desplegaron su sabiduría.
Comenzó el segundo tiempo y el balón danzaba entre sus pies como notas de un piano, mientras el estadio de "Las Chivas" se sumía en un silencio profundo. La nostalgia envolvía el aire, mientras en el destino se dibujaba la octava estrella, y los jugadores de mayor edad de Tigres, junto con jóvenes como Sebastián Córdoba, continuaban la danza de pies y balón.
La remontada se inició con el veterano de treinta y ocho años, Gignac, y su gol resonó desde el Cerro de la Silla hasta la Minerva en Guadalajara. Apenas veinte minutos antes de terminar la final del fútbol mexicano, los mayores de Tigres, con cada toque de balón, transmitieron su sabiduría en perfectos pases de baile, a la nueva generación, que en los pies de Sebastián Córdoba, tomaba la estafeta y con un gol empataban el partido para forzar los tiempos extras.
En el tiempo complementario, como bailarines de ballet, los jugadores de Tigres desplegaban el balón entre sus pies, y se apreciaba la coreografía que iniciaba con Nahuel en la portería, un guardián de sabiduría y seguridad, Pizarro, Aquino, Carioca, Vigón, el Diente López, Quiñones, Gignac y otros más. La danza estaba reservada para los de experiencia. Y así, con cada toque, cada movimiento, demostraron que su grandeza aún persistía.
Y entonces sucedió... La cancha se convirtió en un escenario mágico, con cada pase elegante y regate majestuoso. Otro de los veteranos, el capitán, con su experiencia "guiando" el camino hacia la octava estrella, mostró que en la danza no solo se requerían los pies, sino también el corazón y la mente. Guido Pizarro, de 33 años, anotó el gol del campeonato, con la cabeza. Recordándonos que la edad no es más que un número y que el talento nunca se extingue.
Ahora, una semana después de esa hazaña, mientras celebro mi cumpleaños número 53, alguien me preguntó si me sentía viejo, y simplemente sonreí, consciente de que donde el cuerpo flaquea, la sabiduría se erige. Sin duda, la vida, al igual que el fútbol, a veces nos lleva a un último baile, pero esa danza perdurará en el tiempo. Así que, mientras las luces se desvanecen en el estadio y la multitud se retira, aquellos que permanezcan en esta vida recordarán a los jugadores veteranos de Tigres que el 28 de mayo de 2023, algunos realizaron su "The Last Dance".