Crisis de Ucrania: el factor Macron

Varias de sus ideas o propuestas, de las que probablemente sea demasiado pronto para hablar, las veo bastante factibles para crear una base

"Varias de sus ideas o propuestas, de las que probablemente sea demasiado pronto para hablar, las veo bastante factibles para crear una base para nuestros próximos pasos". Esto dijo Putin tras su encuentro con Macron. El presidente francés dijo que había obtenido de Putin, por lo pronto, el compromiso de que la situación actual en torno a Ucrania "no se degradará o no escalará". A pesar de las distintas interpretaciones sobre del éxito de esa reunión, lo que sucedió, en realidad, es que Macron introdujo un elemento que pudiera ser de lo más relevante hasta ahora. Podríamos identificar ese factor como el reconocimiento de que hay una parte de razón en los planteamientos que Rusia viene haciendo desde tiempo atrás, y que, por tanto, eso debe ser atendido.

Primero, recordar que, en 2014, el papel de Francia y Alemania fue crucial para hacer avanzar las negociaciones entre Rusia, Ucrania y los rebeldes separatistas del este ucraniano. En ese entonces, la posición de Obama era percibida como débil e incapaz de impactar en la conducta de Putin. Hollande y Merkel tomaron la batuta y consiguieron negociar acuerdos que, aunque no han estado libres de críticas o problemas, sí lograron calmar las tensiones.

Segundo, la situación actual es distinta. Ya no están ahí ni Obama, ni Hollande, ni Merkel. Pero el liderazgo estadounidense sigue siendo valorado por muchos como ineficaz para conseguir un cambio en la situación actual. Más aún, el flamante gabinete alemán de Olaf Scholz se percibe aún muy reciente e inexperto. Ahí es donde entra Macron, no sin intereses políticos propios, hay que decirlo.

Tercero, el punto básico es este: Putin está efectuando demandas a EU y a la OTAN, que parecieran imposibles de ser aceptadas bajo el formato que Moscú desea: un compromiso escrito y firmado de que se cerrará la puerta a determinados estados candidatos para ingresar a esa alianza, y de que ésta dejará materialmente de operar en ciertos estados miembros de pleno derecho ubicados en la proximidad de Rusia. Pero, por otro lado, Macron está haciendo algo que tal vez en otro contexto parecería obvio: reconocer públicamente que Putin tiene parte de razón, porque es verdad que la expansión de la OTAN desde los 90 generó preocupaciones de seguridad en Rusia que son reales y legítimas. Por consiguiente, esas preocupaciones deben ser afrontadas y atendidas.

Cuarto, si se acepta que las demandas de Putin tienen cierto sentido, y que el presidente ruso, según parece, no será disuadido a través de las amenazas que se le han estado comunicando, pero que es imposible cumplir esas demandas bajo el formato que el Kremlin exige, entonces lo que sigue es formular alguna propuesta que, a pesar de lo anterior, ofrezca alguna salida al laberinto.

Quinto, el formato que está buscando el presidente francés ha sido expresado de distintas maneras. La "finlandización" de Ucrania es uno de los modelos, en palabras de Macron. Esto es, una garantía de que ese país permanecerá neutral pero que aún así, mantendrá su independencia. Para lograrlo, en la visión de Macron, es necesario revivir los acuerdos de Minsk II. Estos acuerdos incluían, por ejemplo, la redacción de una cláusula en la constitución de Ucrania que implicaría que ese país no se uniría a la OTAN. Para Macron, esto salvaría a la alianza de tener que efectuar un compromiso escrito.

Estas propuestas no están libres de obstáculos, pero lo que ha hecho en estos días el presidente francés merece ser considerado con seriedad puesto que al final del camino, se está buscando reconocer que las decisiones del pasado tienen consecuencias, y que el afrontarlas en el presente empieza por asumirlas.

Twitter: @maurimm