Gabriel, acompañado de su madrina Lucero, caminaba solemnemente hacia el altar de la Iglesia de la Purísima. Otros adolescentes de su misma edad lo acompañaban, todos destinados a experimentar un acto de fe profunda: la Confirmación. El enviado del Obispo les ungía la frente con aceite en forma de cruz, marcando el inicio de un rito sagrado. Sus manos, posadas sobre sus cabezas, pronunciaban la frase ritual: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo". La repuesta de los pequeños resonaban, proclamando el fin de este místico sacramento: Amen.
Pero, ¿qué representa este rito para la Iglesia Católica, donde el Obispo, o en ocasiones un representante, otorgan la Confirmación? Para los católicos, este acto implica un crecimiento en la fe y el compromiso continuo con la enseñanza de la Iglesia. Así como en el bautismo, donde Dios elige a sus hijos, la Confirmación los une más íntimamente con el Espíritu Santo.
Este ritual me lleva a una reflexión, trascendental tanto en lo religioso como en lo político, uniendo a ciudadanos de diversas creencias en México. Surge la analogía: las campañas presidenciales como un acto de Confirmación política para el pueblo, que el 2 de junio debe confirmar o rechazar al partido oficial.
Hace seis años, fuimos "bautizados" por un líder carismático, un mesías que, recorrió el país predicando su evangelio: "según San Andrés". Con promesas y parábolas, conquistó a más de 30 millones de creyentes, llegando al altar del Palacio Nacional. Ahora, en este 2024, el pueblo debe confirmar su fe en la llamada cuarta transformación o rechazar al "Mesías de Macuspana".
En esta Confirmación política, no es el Mesías quien se presenta ante sus seguidores en la boleta electoral. En su lugar, envía a una mujer de su confianza, buscando repetir el milagro de seis años atrás, cuando el enviado de la izquierda, surgido del pueblo, ascendió al púlpito de Palacio Nacional.
Criado en el seno de una familia católica por herencia materna, he decidido junto con Isa, mi esposa, inculcar en nuestros hijos esta fe, viviendo los ritos de nuestra religión. Sin embargo, dudo de ciertos aspectos del catolicismo, quizás influenciado por mi padre o por mi instinto crítico. Aun así, confieso creer en la doctrina del "Mesías de Macuspana" y su lema de "Primero los pobres", aunque no puedo evitar cuestionar algunos de sus actos y de sus discípulos del gabinete.
En este acto de Confirmación, como aquella mañana en que mi hijo Gabriel y sus compañeros se presentaron con humildad y fe en el altar, Andrés deberá tocar por si mismo las campanadas de la misa política . En el proceso electoral del 2 de junio, se enfrenta a su propia Confirmación, donde el pueblo decidirá si continúa creyendo con fe en la cuarta transformación o si opta por rechazar lo depositado en el "Mesías de Macuspana".