Bang bang

En Nuevo León se ha desatado la violencia de las bandas criminales del narcotráfico con su cuota de sangre y horror

"Un universo que pelea contra el centralismo y que posee su propio listado de iconos paganos como el santo de los narcos, Jesús Malverde, es ahí donde han emergido las voces más contundentes de la novela negra, ya que puede ser la lejanía de la capital o el ambiente caliente del crimen que lo ha propiciado para el éxito. 

      "Los temas de los que se nutre son la oscuridad del ser humano como elemento fundamental de la obra y su maldad como algo intrínseco a cada uno de nosotros, manteniendo la denuncia social del neopoliciaco como un elemento significativo pero sin que éste cargue la batuta de la trama. 

"Sin importar el origen regional del autor, aparecen temas comunes que referencian a los extremos: muerte, corrupción y desencanto. Sin embargo, quizá el elemento común entre las obras es la gran dosis de humor. Mientras que el Noir europeo posee humor con dosis de gotero, en México éste es palpable en cada momento, recordándonos la mirada chusca del mexicano para apreciar la muerte. 

"Entre más se descompone la estructura social, mejores obras surgen como si fueran el reflejo en un espejo roto de nuestra realidad. Es también notorio que se ha convertido en un estilo laboratorio, donde las maneras de narrar una historia buscan nuevos caminos, diluyendo las delgadas separaciones que hay entre los subgéneros literarios para crear una voz mixta, donde la realidad sucia puede convivir sin complicaciones con otras visiones. 

"Las narraciones muestran la descomposición del país pero no se limitan a gritarlo en plana principal, más bien la disecan cual cadáver en forense, mostrándonos las causas de su defunción. En cambio, abiertamente le dan prioridad a la narración, lenguaje y trama. Con eso, las obras se vuelven un reverbero que expresa mejor que nadie la realidad de la sociedad mexicana, su idiosincrasia y la extraña forma de apreciar la vida a través de la muerte".

Estas palabras pertenecen a F. G Haghenbeck, uno de los escritores mexicanos de novela negra que no está distante de la realidad social y policiaca de México, en el renglón del narcotráfico, uno de los brazos espinosos no sólo del país sino de Nuevo León. El autor habla de novelas pertencientes a la nueva generación de escritores policiacos, que tienen mucho de liga con el periodismo de la nota roja, pero que no están distantes de la realidad.

En Nuevo León se ha desatado la violencia de las bandas criminales del narcotráfico con su cuota de sangre y horror: decapitados, colgados, ajusticiados. No basta decir, de parte de las autoridades, que son vendetas entre las mismas bandas que buscan posesionarse del territorio del Nuevo León, ante la oportunidad de tráfico que significa el puente internacional Colombia. Decenas de muertos, cooptación de pueblos y municipios del sur del estado, narcobloqueos

Las autoridades del ramo y el Ejército Mexicano no han dado alguna explicación creíble, es más, no han aportado resultados de investigaciones. Han detenido a unos cuantos, por lo general capos menores u halcones, pero no a los meros meros que siguen orondos y campantes ordenando ejecuciones ante la coyuntura política.   

La sangre corre por las calles. Estamos peor que el Chicago de Al Capone. Y no hay un Elliot Ness que arregle el asunto. Y lo peor, es que lo que estamos viviendo en Nuevo León no es el argumento de una novela. Es la realidad.