Iker se desespera al no poder entrar a la plataforma de Spotify, para escuchar el nuevo álbum musical "Nadie sabe lo que va a pasar mañana", del "artista" del momento, Bad Bunny. No solo fue mi hijo de 13 años quien deseaba escuchar las novedades de las 22 canciones que contiene dicho álbum, sino miles, millones de fans. Por primera vez en la historia de la plataforma musical, esta se cayó. Tenía que ser ... el "Conejo Malo", quien la tumbó.
No sé si son mis 53 años, las letras de sus canciones misóginas e irreverentes, llenas de palabras altisonantes, la cacofonía que se repite en la mayoría de sus estrofas, o simplemente que solo oigo berridos y quejidos; algo de música por encima de esa voz tan peculiar del "cantante", su forma de hablar con la "L" que, no me permiten comprender el talento musical que millones de jóvenes admiran hoy. En verdad, no lo entiendo.
También reconozco que me cuesta trabajo entender a mi imberbe hijo en esta etapa, donde entra en esa edad de "la choca", de la punzada, donde discute más y ha crecido mucho. Ya supera en estatura a su madre y a veces la quiere superar en cuestionamientos. Me es difícil entender su sentido del humor, que se ríe de nada o de cosas simples con carcajadas que resuena tanto que desafían el sentido común.
No sé cómo pedirle al tiempo que vuelva a esa inocencia de su niñez, donde las sonrisas y las risas eran con nosotros, no de los otros. Curiosamente, le gustaba una música muy diferente a la de su época infantil, como la Sonora Santanera, el Rock en tu idioma, Hombres G, Miguel Mateos, Soda Stereo, entre otros. Hoy, en su adolescencia, se deja llevar por la moda y escucha a Bad Bunny, Grupo Frontera y, para colmo, al otro artista de moda, "Peso Pluma". Esto realmente enfurece a su madre por las letras de sus canciones y a mí, porque estoy convencido de que lo que hace "Peso Pluma", no se le puede llamar cantar y mucho menos ser un artista.
Creo que la nueva etapa de Iker a veces nos supera a su madre y a mí. Nos enfrascamos en discusiones que son innecesarias. Finalmente, lo que no vemos es la despedida de su infancia, el adolescente que crece, no solo en estatura sino en criterios y gustos. También pienso que tiene valores sólidos que le inculcamos en su niñez, pero como todo adolescente, se rebela y experimenta.
Al final, lo que tenemos que hacer es estar a su lado, acompañarlo en sus nuevos gustos, tratar de entender algo inexplicable como la música de Bad Bunny y Peso Pluma. Espero que no pase como la plataforma de Spotify, que se caiga o que lo tumben las nuevas influencias de su etapa de adolescente. Y si eso sucede, ayudarlo a levantarse. Porque algo tiene de razón "el Conejo Malo"... "Nadie sabe lo que va a pasar mañana".