"Vende caro tu amor, aventurera", escribía desde el siglo pasado el maestro Agustín Lara. Con sapiencia magistral, dibujó el consejo que desde el anonimato se daba para vencer la infamia de un ruin destino.
Y los acordes de esa melodía parece que resuenan con notoria actualidad en el inmueble de Insurgentes y Reforma, donde esta semana se definirá el futuro democrático del país.
El lunes están citadas las comisiones del Senado para dictaminar la reforma que mal-aprobó la mayoría de los diputados morenistas y sus aliados, hace unos días.
Ricardo Monreal será el gran protagonista de esta historia.
"Da el precio del dolor, a tu pasado".
En el Senado se encuentra ya la reforma aprobada por los diputados que apunta a la destrucción del INE, al despojarlo de 1,200 trabajadores del Servicio Profesional, especialistas en hacer elecciones.
Los diputados también aprobaron errores que hacen de esta ley, inconstitucional, como el de un artículo que permitía a los partidos mantener el registro, aunque no alcanzaran el 3 por ciento de la votación nacional, pero si lograran mantener el registro en al menos la mitad más uno de los estados.
"Que pague con brillantes tu pecado".
Monreal es un viejo lobo de la política. Sobreviviente de duras batallas, el zacatecano ha sabido sobreponerse al PRI, al PRD y, también, a Morena.
Hace apenas unos días, anunció que haría una gira proselitista en aras de la reconciliación, junto con el panista Santiago Creel.
Se animó a declarar públicamente que está valorando su permanencia en Morena o la posibilidad de irse con un amplio frente opositor que lo postule como candidato presidencial.
Y le llegó la hora.
La disyuntiva que tiene enfrente es si vota o no a favor de la reforma electoral, a sabiendas que abstención no es voto aprobatorio.
Si le da su aval a la reforma, se queda de lado del presidente, donde seguramente tendrá que seguir aguantando el maltrato, el menosprecio y los abucheos, originados desde la 4T, alentados, se dice, por la mismísima doctora.
Si, por el contrario, vota en contra, rompería con su líder histórico, pero también daría una “prueba de amor a la oposición” y, quizás, entraría por la puerta grande a la Coalición Va por México.
En el Senado, hay opositores que dicen que su voto vale uno, pero si suma senadores para detener la reforma electoral entonces sí, que pida lo que quiera.
Haz menos escabroso tu camino.
Ricardo Monreal deberá tomar lo que quizá sea la decisión más importante de su vida política. Incluso, más aún que cuando del PRI se fue al PRD para ganar la gubernatura de Zacatecas o cuando decidió quedarse con López Obrador, a pesar de que la candidatura a la Jefatura de Gobierno se la dio a Claudia Sheinbaum y lo mandaron a un tercer lugar en la encuesta de Morena.
El lunes a las 10 de la mañana es la cita en comisiones de Estudios Legislativos y Gobernación, para iniciar el dictamen de la minuta de reforma electoral. El pleno la votará el martes y se prevé que la aprobarán con los cambios anunciados por el presidente López Obrador y será regresada a la Cámara de Diputados.
(A menos que también se quite la llamada “Cláusula de Vida Eterna”, que permitiría la transferencia de votos a los partidos pequeños a través de un Convenio cuando se trate de candidaturas comunes. En ese caso estaría en duda el aval a Morena del Partido Verde, el PT y el PES).
Opositores retan a Monreal a votar en contra de la destrucción del INE y que las elecciones se controlen desde el Gobierno.
Sus compañeros de bancada, a través del senador César Cravioto, alfil de Sheinbaum, ya le advirtieron públicamente que, si vota en contra, plantearán su relevo.
Pareciera que Monreal no sólo tiene un pie fuera de la 4T, sino que ya está fuera de cuerpo entero, y difícilmente podrá estar de regreso a menos que su intención sea negociar la candidatura al gobierno de la Ciudad de México.
Y es que como dicen los enterados, la política no se declara, se hace.
“Vende caro tu amor, aventurera”.
anarciae@gmail.com