Ismael "El Mayo" Zambada se encuentra preso en Estados Unidos y como pilón, uno de los hijos de "El Chapo" Guzmán, también de nombre Joaquín, el hermano de Ovidio, lo acompaña.
A tan solo unos pocos días de su detención, se ha escrito todo tipo de teorías e hipótesis acerca del qué, cómo, cuándo y por qué de este extraño capítulo. Uno de los líderes históricos del narcotráfico en México, que había logrado evadir a la justicia por varias décadas, ahora está preso en una cárcel en Estados Unidos.
Zambada es el último jefe conocido perteneciente a la llamada "vieja guardia" al tener un historial de más de cinco décadas de ser un líder criminal (ligado al Cártel de Sinaloa) sin haber sido detenido alguna vez y habiendo acumulado mucho, muchísimo poder, conformando alianzas con las administraciones priistas, panistas y esta, morenista.
No hay forma, y lo quiero recalcar, simplemente no hay forma de que esto hubiese sido posible sin incurrir en toda clase de cochupos y corruptelas con las máximas esferas del poder político y militar de nuestro país... pero esa es harina de otro costal y no el eje rector de esta columna.
Entonces, desde mi punto de vista, su captura pasa por solamente tres hipótesis factibles.
La primera – Zambada y Joaquín hicieron un pacto con las autoridades norteamericanas para entregarse voluntariamente a cambio de algún tipo de beneficio en su proceso judicial. Aquí la pregunta clave, para aceptar o desechar esta versión, sería: ¿Qué es lo que Zambada de 76 años podría obtener como beneficio en su juicio por narcotráfico en los Estados Unidos? Que no se nos olvide la presente crisis sanitaria y guerra política producida por las muertes acontecidas por sobredosis de fentanilo fabricado en nuestro país. Yo no veo cómo Zambada evite pasar el resto de su vida en prisión, así le dieran una sentencia reducida, a diferencia de Joaquín que tiene 38 años. Con la información disponible, esta pregunta se inclinaría a descartar este escenario. Y para rematar, el abogado de Zambada aseguró que su cliente acabó en Estados Unidos "en contra de su voluntad".
La segunda – El FBI y la DEA hicieron la tarea, y muy bien hecha, logrando el seguimiento y detención del capo mediante longevas, profundas y detalladas actividades de inteligencia. Aquí hay de dos sopas: I) Por alguna misteriosa, inexplicable e inédita razón, Zambada cruzó la frontera y fue entonces que lo capturaron. II) Con complicidad de alguien (policías, militares y/o criminales rivales) en el lado mexicano, los agentes del FBI o de la DEA lo capturaron en México y lo trasladaron subrepticiamente (o sea, lo secuestraron) al otro lado de la frontera, evitando así la ineptitud y la corrupción de las autoridades mexicanas, y por supuesto, violando todas las leyes al respecto.
La tercera – Alguien muy cercano a Zambada lo traicionó y engañó llevándolo en un vuelo privado a territorio gringo. Y en este tercer escenario, aparentemente quien lo habría apuñalado por la espalda sería su acompañante Joaquín, quien también será sometido a juicio por narcotráfico (recordemos que él tiene 38 años y a su hermano Ovidio en prisión). Ayer se publicó la versión, acorde a su abogado, de que El Mayo fue emboscado, sometido, esposado, amarrado y subido al avión a la fuerza por gente de El Chapito. Y me pregunto... ¿dónde estaba la escolta de Zambada? No me van a decir que viajaba solito, ¿o sí? Ahora, conociendo los rituales por traición en el mundo del narcotráfico, si este escenario fuera el bueno, Joaquín habría asegurado y garantizado, una cacería mortal e infinita para los suyos y el inicio de una guerra sin tregua dentro del Cártel de Sinaloa. Curiosamente, distintos medios reportaron que el pasado viernes llegaron 200 elementos de fuerzas especiales del Ejército a Culiacán. ¿Será que el gobierno crea que esta versión es la buena?
Esperemos que el tiempo nos deje ver lo que aconteció en realidad, pero sin importar cuál de estas tres hipótesis (o cualquier otra) sea la verdadera, es un hecho incontrovertible el que nadie en el gobierno federal supo de la detención de los dos criminales hasta que las agencias norteamericanas llevaron a cabo la notificación a través de su embajada en México. Un oso de proporciones titánicas para nuestras autoridades.
POSTDATA – Tengo una última hipótesis (un poco fantasiosa). Zambada está en fase terminal de cáncer y sabiendo que le quedan pocos meses de vida, decidió entregarse, bajo una narrativa que resguardé su leyenda, para negociar condiciones favorables para sus hijos, independientemente de si ya cumplieron sus condenas o si están enfrentando la justicia o si permanecen fugitivos. Y, ya encarrerado, convertirse en un auténtico kamikaze y soltar todo lo que sabe del mapa del narcotráfico y su relación con las autoridades mexicanas de los últimos 40-50 años.