Para Carlos Loret, Víctor Trujillo y Amparo Casar, víctimas de un acoso vengativo.
Desde antes de la elección presidencial, y dado que lo más probable era un triunfo de Claudia Sheinbaum (en parte porque Morena inició la campaña 3 años antes y violó cuanta ley pudo), se especulaba cómo sería la relación entre la nueva Presidenta y su antecesor. Sabemos que esas transiciones pueden ser complicadas ¿Qué puede pasar? Hay varios escenarios.
A) Muchos consideran a Claudia como una mujer totalmente sumisa a su jefe, una especie de mascota (como él llama a los pobres) que hará incondicionalmente todo lo que él le diga.
Así ha sido hasta ahora. Hemos visto recientemente cómo cuando los mercados reaccionaron negativamente ante la mayoría calificada de Morena (aunado a la aberrante Reforma Judicial), salió Claudia enviando un mensaje tranquilizador de que la reforma sería mejor analizada (como sugiriendo que quitará la elección universal de jueces y magistrados).
De inmediato salió AMLO confirmando que la reforma irá tal cual, y Claudia tuvo que ceder, haciendo maromas (como una consulta manipulada). Eso, dicen, confirma la sumisión de Claudia en el futuro. De modo tal que, mientras AMLO esté vivo, ella será su fiel servidora.
B) Habemos otros que pensamos que Claudia fue sumisa todo este tiempo porque esa era la regla no escrita del PRI para ser considerado posible candidato, y como Morena es el viejo PRI disfrazado, pues había que seguir dicha norma; y resultó bien. Pero creo que ella tiene un carácter fuerte, que no es dejada (quienes la conocen dicen que incluso es irascible).
De ser así, conforme pase el tiempo, ella irá congregando poder poco a poco, y tras algunos meses se sentirá suficientemente fuerte para decirle a AMLO, gracias pero adiós. Esa ha sido la tendencia histórica que surgió con el precedente del general Cárdenas enfrentando a Plutarco E. Calles.
Y muchos expresidentes han tratado de manipular a sus sucesores, sin éxito. Pueden hacerlo los primeros meses, pero después el nuevo presidente adquiere fuerza real y se deshace de su antecesor.
Y no es sólo cuestión de personalidad; ¿era más fuerte López Portillo o Miguel de la Madrid? ¿Lo era más Carlos Salinas o Ernesto Zedillo? El poder institucional termina por imponerse. Y creo que eso mismo sucederá entre Claudia y AMLO. Ya lo que haga Claudia con su autonomía es otro tema.
C) Hay algunos expresidentes que al terminar su mandato dejan a su antecesor gobernar sin presiones ni intentos de imposición a su heredero. Lo hicieron De la Madrid, Fox, Calderón y desde luego Peña. Ahí no hay conflicto. Pero hay otros que insisten en continuar gobernando detrás del trono: Echeverría, y sobre todo Salinas de Gortari.
Por supuesto AMLO pertenece a esta categoría. Si Sheinbaum lo hace a un lado cuando tenga la fuerza suficiente (como supongo), ¿la dejará en paz o insistirá en imponerse? Si él ya está muy débil política y físicamente, quizá suceda lo primero. Pero si no, su personalidad lo llevará probablemente a confrontarse con Claudia (de varias maneras).
En tal caso, ¿quién ganaría? Insisto, creo que Claudia, por la fuerza institucional de la Presidencia y por nuestras leyes históricas no escritas. Y dependiendo del nivel de conflicto, AMLO podría salir perdiendo mucho. Incluso, si la rijosidad es fuerte, la impunidad a la familia López Beltrán podría ponerse en riesgo (como hizo Zedillo con Raúl Salinas).
E incluso AMLO quizá tendría que exiliarse como hicieron López Portillo, Salinas y Peña Nieto (probablemente a Cuba, al que tanto ha beneficiado y para él es ejemplo mundial).
Finalmente, hay quien cree que al desaparecer AMLO (política o físicamente), Morena podría venirse abajo, pues él ha sido su cemento.
Podría ser, pero creo que Claudia, por la fuerza institucional de la Presidencia más que por su personalidad, podría imponer un mínimo de cohesión y disciplina, sobre todo porque Morena está por convertirse en un partido hegemónico, donde el poder está muy concentrado en la Presidencia.
Analista. @JACrespo1encia.