Hay una diferencia significativa entre agenda con perspectiva de género y agenda de género. La primera es generalista y transversal, es decir, los temas que aborda aseguran la toma de decisiones sin distinción de género, pero con claridad de los aspectos que pudieran ser discriminatorios para evitarlos o cambiarlos. Es una agenda de visión.
La agenda de género, por su parte, refiere a prioridades relacionadas con los derechos de las mujeres para asegurar el reconocimiento de igualdad, el acceso a recursos y sobre todo, vida digna. Por lo general, está asociada a problemáticas por resolver que se han venido perpetuando y que requieren ser erradicadas. Es una agenda de acción inmediata.
Es una distinción quizá fina pero profunda conceptualmente. En ambas, se demanda un cambio cultural y de pensamiento en las personas.
Con frecuencia las agendas de género se definen como un desafío al sistema porque buscan crear un cambio en las estructuras principalmente de poder que durante años han mantenido roles de género rígidos y limitantes. Abogan por reformas legales y políticas para promover una sociedad más justa e igualitaria, donde todas las personas, independientemente de su condición, tengan las mismas oportunidades y derechos.
El activismo femenino a menudo habla de la lucha contra el patriarcado como sistema social y cultural en el que los hombres tienen la posición dominante y por consiguiente se privilegian las cualidades masculinas. Esta desigualdad sistémica se presenta en la política, familia, cultura y empresas. La jerarquía de poder y privilegios beneficia a pocos a costa de la opresión de muchos; con conductas equiparables al racismo o clasismo, donde hay normas, estereotipos y discriminación.
La realidad es que hay poca voluntad política o de las jerarquías para atender las principales problemáticas de género expresadas en violencia, condiciones laborales, brechas salariales o en la subrepresentación en posiciones de liderazgo, situaciones que devalúan la capacidad y dignidad de la mujer. De ahí que en la agenda de género se busque asegurar la igualdad, erradicar normas y roles tradicionales y empoderar a las mujeres con herramientas, recursos y espacios para su participación plena en la sociedad.
Establecer una agenda con perspectiva de género, requiere la conciencia de que las mujeres, los hombres, así como las personas que tienen otras identidades, tienen los mismos derechos en todos los aspectos de la vida. No es un tema de número o de cuotas, es normalizar una forma de pensar y de actuar que no hace distinción a los derechos de las personas. Hasta que se haga costumbre pensar y actuar por la dignidad.
Esto demanda una cultura inclusiva que valora y celebra no solo la diversidad de género sino de pensamiento y opiniones. Y sobre todo, que modifica o elimina normas o estereotipos que limitan el potencial de las personas.
En esta forma de pensar hay una perspectiva crítica que permite identificar y abordar las desigualdades teniendo como valores la equidad, el respeto y la libertad en la toma de decisiones, y que demanda un comportamiento empático, solidario y de compromiso activo en la expresión por la igualdad.
Tener una cultura que no discrimina requiere ser expresada en políticas, derechos, oportunidades, y espacios.
Para tener esto, los temas clave a trabajar son la educación, la sensibilización, los apoyos y facilidades para el acceso al empleo, el sistema de cuidados, y la justicia.
Sin duda, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum tiene un gran compromiso con las mujeres de México al elaborar la agenda con perspectiva de género y además, atender las problemáticas que actualmente se viven por omisiones políticas y de justicia que demandan atención urgente.
Un buen indicador sobre la consideración de la Mujer en México es el Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), como socio local del WEF, quien señala que en 2024 México obtuvo una puntuación de 76.8 que lo ubica en la posición 33 de 146 países evaluados.
El WEF evalúa cuatro subíndices: Participación y oportunidades económicas; logros educativos; salud y supervivencia y; empoderamiento político. En donde se ha tenido mejora significativa es en el rubro de empoderamiento político por la presencia de mujeres en Congreso, gubernaturas y ahora con la presidencia. En el de participación económica ocupamos el lugar 109; este mide la participación de mujeres económicamente activas, la ocupación de puestos de alto nivel jerárquico en el sector privado, brechas salariales y condiciones laborales.
En el tema de violencia, durante el primer trimestre del 2024 se han registrado 184 presuntos feminicidios equivalente a dos al día.
No se nos olvida que Claudia Sheinbaum expresó "no llego sola, llegamos todas" en su primer discurso como presidenta electa, así es que estaremos atentas a sus propuestas de agendas, la de visión y la de acción inmediata.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com