“Probamos por medio de la lógica, pero descubrimos por medio de la intuición”
Henri Poincaré
Un verdadero acierto del alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza y su equipo de colaboradores, el comenzar a arreglar el desastre que dejó su antecesor en materia de vialidad en la capital de Nuevo León.
Hay mucho por hacer, porque vaya que el inexperto Luis Donaldo Colosio se impresionó y se dejó llevar por la ilusión de tener calles como en algunos lugares de Europa, pero no se detuvo a pensar que antes de dar el paso dos, es necesario dar el uno y por ello lejos de resolver o siquiera embellecer la ciudad, terminó armando un despiporre monumental.
Porque encima de la obtusa visión del exalcalde, está el hecho de la coincidencia en tiempos de las obras en proceso arrancadas por su compadre el Gobernador, que han ahorcado vialidades y complicado la movilidad, con lo que el tema se acentúa.
Estrechar calles como Modesto Arreola para hacer un “corredor verde” ha sido un despropósito, porque en el área viven mayormente personas de la tercera edad que poco caminan, pero requieren dejar sus vehículos cerca y con las obras han limitado los espacios de estacionamiento, además de convertirla en una trampa mortal para quien tenga urgencia de salir con apremio.
El par de Aramberri y la prolongación de Washington al oriente, desde el Pabellón Ciudadano hasta J. G. Leal con una ciclovía fue una estupidez monumental al inhabilitar una vía que aliviaría la colapsada Constitución.
El Puente Verde, obra insignia de Colosio, es un monumento a la inutilidad, que además con la adecuación vial en Morones, ha complicado la vialidad enormemente de esa misma avenida, pero también del Puente Revolución, llegando hasta la prolongación de Aramberri y Adolfo Prieto.
Otro tema en el que las huestes de Adrián deberían poner atención es en devolverle la preferencia al par vial de Padre Mier y Matamoros el cual Colosio y sus genios modificaron para reducir la velocidad, pero lo único que han conseguido es complicar la vialidad y con ello elevar las emisiones contaminantes a la atomósfera.
En el Obispado, en la zona del Hospital Muguerza, dejaron otro relajo al hacer unas plazoletas inútiles buscando delimitar carriles y lo que lograron fue un completo sainete.
Así como reducirán las extensiones redondeadas de las esquinas en calles como Platón Sánchez y Modesto Arreola, deberían resolver el relajo que Colosio y Brenda Sánchez, la ex titular de Desarrollo Urbano, montaron alrededor del Arco de la Independencia con una rotonda inútil, inservible y además horrible.
Bien dicen que no hay nada peor que un tonto con iniciativa y aunque en las obras el anterior gobierno municipal dilapidó millones de pesos de nuestro dinero, es acertada la visión de la actual Administración de no dudar para gastar más para arreglar los entuertos que dejó esa miope y terca obsesión de Luis Donaldo de tener una ciudad “bonita”, pero poco práctica y eficiente.