Se da por sentado que Eduardo Verástegui representa a la Iglesia Católica como aspirante a la candidatura presidencial en las elecciones del 2024, pues así lo ven sus seguidores. Sin embargo, la Iglesia Católica, -a través de sus instituciones representativas, como lo es la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM-, no se ha manifestado públicamente apoyándolo. También hay que decirlo, sería imprudente que se oficializara un apoyo de este tipo, pues contraviene lo que dictamina nuestra Constitución, que define a México como un país laico
Si Verástegui se quiere ostentar como el candidato de la grey católica, -o la feligresía-, pues tampoco alcanzaría esta categoría, puesto que millones de católicos no le apoyamos. Por tanto, ostentarse como el candidato de los católicos representaría una usurpación. En estricto sentido equivale a las generalizaciones políticas muy populares hoy día sobre "el pueblo". Verástegui representa sólo a una minoría de católicos con un perfil tradicionalista y conservador.
Verástegui tampoco tiene partido político que le respalde. Para ser nominado candidato ciudadano requiere de firmas de apoyo de al menos el 1% del padrón electoral del país, que está constituido por 97,112,591 ciudadanos registrados ante el INE. Esto significa conseguir el apoyo de casi un millón de electores, simplemente para obtener su registro y este grupo tendría que estar representado en al menos 17 estados.
Sin embargo, sin tener posibilidades reales, Verástegui aún continúa en su intento por estar en la boleta electoral, dividiendo en dos a la grey católica, enfrentando a unos contra otros y pretendiendo desgastar a la candidata opositora Xóchitl Gálvez, -con el beneplácito de la 4T-, que deben estar deseosos de que él se inscriba y reste votos a la candidata de la oposición.
¿Imaginemos que MORENA, -en lo oscurito y sin consultárselo-, se encargase de conseguirle el millón de votos que necesita para ser candidato independiente?
Seguramente este sorpresivo suceso sería considerado por él y sus seguidores como un milagro y se aferrarían a realizar una gran campaña, sin descubrir que estarían siendo manipulados. La política de hoy es compleja y perversa. La seducción del poder alimenta las ambiciones de los políticos y no la vocación de servicio.
No podemos negar que quizá Eduardo Verástegui esté motivado por una genuina vocación de servicio al país y su trayectoria filantrópica y de activismo social, -encabezando importantes causas sociales-, le respaldan. Sin embargo, estas elecciones serán las más encarnizadas de toda la historia de México, pues lo que está en juego es la visión de país. ¿Cuál es el modelo de nación que queremos construir, más allá de un simple cambio de gobierno y de partido?
La 4T lo tiene claro: pretende la "cubanización", o la "venezolización" de México, que a final de cuentas es lo mismo... un modelo de país pobre con un pueblo manipulable a través de sus necesidades básicas.
En esta campaña las buenas intenciones pueden ser catastróficas para México si no van acompañadas de una alta dosis de "realpolitik", pues lo que estará en juego será el control del poder político y social.
No es impensable que en el 2024 veamos representaciones de todos los países que ahora conforman el "Grupo Puebla", -heredero del Foro de Sao Paulo-, y todas las mañas de venezolanos, cubanos y nicaragüenses, -expertos en alquimia electoral-, se pongan en práctica en la próxima elección presidencial de México.
En este contexto la participación de Verástegui puede ser el "caballo de Troya" que desgaste al bloque opositor.
Ojalá la reflexión y medir bien el impacto de su participación guíen a Eduardo para tomar la decisión que beneficie a México.
CANDIL DE LA CALLE...
La declaración del presidente López Obrador respecto a la postura del gobierno de México en relación con la cruel y violenta guerra que enfrentan Israel y el grupo subversivo Hamas, es significativa. El presidente manifestó en su mañanera del martes pasado "nosotros somos pacifistas, no queremos que pierda la vida ningún ser humano", entre otros argumentos para mantenerse neutral.
Sin embargo, el mismo martes se dio a conocer la noticia proveniente de Estados Unidos donde se dice que México es el país que registra más ataques con drones. Lo que llama la atención es que México no está en guerra contra ningún otro país. Estos ataques son dirigidos a la población civil, por otros mexicanos. Los drones traen bombas con pólvora, veneno y sustancias tóxicas que provocan la muerte.
¿Qué hace el gobierno federal para proteger la vida de esas familias que están en la zona de peligro en manos de la delincuencia organizada... dentro de nuestro territorio?... parece que nada.
El ejército está totalmente concentrado en terminar las obras prioritarias del presidente, ahora convertido en constructor de obra pública. Y la Guardia Nacional, carece de experiencia.
¡Qué ironía!
¿A usted qué le parece?
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