Estamos por concluir este inquietante y preocupante 2022, y a punto de iniciar el 2023, inmersos en graves riesgos para la vida democrática de nuestro país que amenazan con terribles regresiones autoritarias y el agudizamiento de los problemas de inseguridad que afectan la calidad de vida de las familias mexicanas. De esto hemos hablado mucho en nuestras últimas colaboraciones.
En medio de todo esto no podemos dejar de señalar que, el reto que tenemos mujeres y los hombres de nuestra patria, es seguir trabajando desde las trincheras para poner un alto a esta cadena de deterioro, alzar la voz y potenciar nuestras fortalezas para defender el marco de libertades que tenemos y que hemos logrado a base de esfuerzos de millones de personas durante décadas de luchas.
En una reciente colaboración, decía que, ante la inminencia de la aprobación del nefasto bodrio de reforma electoral obradorista (el llamado “Plan B”) por parte de Morena y sus rémoras, no podíamos ni debíamos quedarnos cruzados de brazos, y que deberíamos recurrir a todas las potencialidades democráticas de la sociedad en su conjunto, ya que son mucho más poderosas que las estrategias impulsadas desde el poder presidencial con pretensiones dictatoriales.
Ahora tenemos como reto inmediato, la presentación de Acciones de Inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de la Nación para demandar la anulación de esas reformas obradoristas que ponen en riesgo la realización de elecciones libres y democráticas, las cuales, de mantenerse, beneficiarían al aprendiz de dictador instalado en Palacio Nacional.
En ese mismo tenor estarán, en su momento, la presentación de recursos legales ante el Tribunal Electoral, por parte del INE y diversos servidores públicos, para demandar la inaplicabilidad de esas normas, ya que violan la autonomía del INE y del propio Tribunal al obstruir las actividades regulares que son garantía de la organización de elecciones confiables.
Además de que también los miles de funcionarios del Sistema Profesional Electoral del INE, que son amenazados con el despido, estarán en su derecho de exigir que esas reformas sean declaradas inaplicables por el hecho de que, al ser cesados de sus responsabilidades, se obstruye el funcionamiento del INE; sin considerar que, injustificadamente, se estarían violando sus derechos laborales.
Un último gran reto es que la sociedad civil vuelva a salir a las calles para exigir la anulación de esas reformas y grite valientemente que México no aceptará una dictadura.
Y, desde la perspectiva de un plano optimista, yo diría que hay un enorme mar de oportunidades ante el fracaso del gobierno obradorista: ni una sola de las políticas públicas más importantes de esta administración tienen una calificación aprobatoria por parte de la ciudadanía; todas están reprobadas. Hoy el país está peor que hace cuatro años y medio que Morena ganó las elecciones. Eso, cada día que pasa, un mayor número de gente lo está palpando y va creciendo el enojo social ante las mentiras con las que este gobierno pretende sustituir la realidad.
Debe quedarnos claro que, al decir que “ahora estamos peor que antes”, no significa que estemos planteando que la solución sea regresar al pasado, lo cual es imposible; sino que los actores políticos asumen autocríticamente que se ha aprendido de los errores que contribuyeron a que un desquiciado narcisista llegara a la Presidencia, y que llegó la hora de que los partidos escuchen las voces de la sociedad y reconozcan la necesidad de caminar de la mano para configurar una plataforma progresista y democrática común, así como para definir -de manera conjunta- la candidatura presidencial y los principales cargos a elegir para el 2024.
Sería un craso error de trascendencia estratégica que las cúpulas partidistas pretendieran tomar solo entre ellos, estas decisiones.
Lograr la unidad opositora con un programa democrático-progresista común, y acordar un método transparente, abierto y ciudadano con la participación de la sociedad civil, es el mayor reto y al mismo tiempo será también la gran oportunidad para derrotar al proyecto obradorista representado en Morena.
¡POR UN SUPERIOR AÑO 2023!
Presidente nacional del PRD