El caos reinó este martes desde las 04:00 a.m. en la Cámara de Diputados, en la que los trabajadores del Poder Judicial de la Federación (PJF) empezaron a bloquear las entradas para evitar que los legisladores sesionaran y avalaran la reforma judicial del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El coordinador guinda les pidió serenarse, por medio de redes sociales, y anunció la búsqueda de una sede alterna para evitar confrontar las peticiones de los trabajadores judiciales.
A las 10:00 a.m., tras haberse reunido con algunos diputados en un hotel para planear cómo darle la vuelta a las suspensiones dictadas por dos jueces y a las protestas ciudadanas, anunció que sesionarían en la Sala de Armas del Deportivo Magdalena Mixhuca.
Sólo media hora después empezaron a llegar a la puerta 6 de Ciudad Deportiva decenas de camionetas machuchonas de alta gama, ante las miradas confundidas de quienes se aprestaban a tomar sus clases de yoga, que finalmente fueron canceladas porque las canchas de basquetbol se convirtieron en una ´sede´ del Congreso de la Unión.
Ante la impaciencia de sus correligionarios, que manifestaban su incomodidad por el lugar y el calor acumulado en la cancha cerrada, el coordinador de la bancada guinda, Ricardo Monreal Ávila, les dijo: "Piensen que estamos construyendo patria".
A las 16:10 horas inició la sesión improvisada, la "sede espuria", como la llamó el diputado panista Héctor Saúl Téllez, tenía un espantoso eco que convirtió los discursos de los legisladores en sonidos guturales inentendibles.
La reforma al Poder Judicial se aprobó en un salón de usos múltiples, donde las y los diputados sesionaron resguardados por vallas y granaderos.
Diversas mociones suspensivas fueron desechadas, una a una, en votación a mano alzada y con el mínimo esfuerzo de la mayoría oficialista.
También compararon al Tribunal de Disciplina, que se creará con la reforma, con los que impuso Antonio López de Santa Anna en el siglo XIX, y que desde "tribuna" el diputado Germán Martínez (PAN) llamó "Satanismo judicial", mismo que, recalcó, está lejos del Juarismo que pregona Morena.
La respuesta vino más tarde de Monreal Ávila, quien dijo que la "dictadura de la toga y el birrete" no tiene cabida en el proyecto nacional que impulsa su partido.
Aunque los asesores no dejaban de repartir frituras, galletas, agua, fruta y refrescos, a las 20:00 horas un miniejército de meseros empezó a instalar mesas para servir la cena en la cancha de basquetbol contigua.
Todavía no habían terminado de poner los manteles cuando decenas de diputados ya ocupaban las mesas.
Mientras, la guerra de porras también jugaba su papel, entre "¡somos la resistencia!" de los panistas y el conocido "¡es un honor estar con Obrador!" de los morenistas, los oradores agotaban sus cinco minutos al micrófono, sin mayor resultado que el aplauso de sus compañeros.