Este lunes, los más de 1,300 pilotos de la aerolínea se reunirán en asamblea para conocer la propuesta de la empresa y determinar si aceptan los términos o si optan por estallar una huelga que comenzaría al primer minuto del 1 de octubre.
Pese a la tensión en las negociaciones, ASPA ha dejado claro que su intención no es causar afectaciones. "No es nuestro deseo provocar afectaciones, somos trabajadores que buscan mejoras laborales y el emplazamiento a huelga es un derecho que estamos ejerciendo", afirmaron desde la asociación.
Esta declaración refleja la búsqueda de condiciones laborales justas, en medio de un proceso que ha estado marcado por la incertidumbre.
Sin embargo, algunos han señalado que la coincidencia del día en que se realizará la transición del poder Ejecutivo, ha llevado la negociación a un terreno político.
Por lo que ASPA ha respondido a estas versiones, asegurando que "el primero de octubre no tiene fines políticos, es un asunto meramente laboral y una lamentable coincidencia".
Sin embargo, el contrato colectivo de los pilotos, firmado desde 1988, establece que el 30 de septiembre es la fecha límite para la revisión contractual.
Aeroméxico ha comunicado que ha ofrecido mejoras significativas en el contrato colectivo de trabajo, que tendría una vigencia de dos años y que busca compensar la crisis provocada por la pandemia del Covid-19.
Según la empresa, la propuesta integral mejora considerablemente los niveles de compensación previos a la crisis.
Además, se ha informado que en las negociaciones participan representantes de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. A pesar de las ofertas de la empresa, ASPA busca la eliminación del Convenio que firmaron hace cuatro años, argumentando que cedieron 400 millones de dólares para evitar la quiebra de la aerolínea.
Ahora que la empresa se ha fortalecido, los pilotos exigen la recuperación de sus prestaciones y un incremento salarial que supere los dos dígitos, en respuesta a la inflación y la pérdida del poder adquisitivo.