Ciudad de México.-El pasado 29 de abril, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) anunciaba su arribo a Guatemala, donde, de acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, es la ruta que mueve 80% de la cocaína que ingresa a la nación del Norte de América.
La incursión del grupo armado fue con la entrega de despensas alimenticias a habitantes de una comunidad, pero durante el evento, difundido en video, uno de los jefes daba a conocer "a las naciones que conforman Centroamérica" que "ya estamos aquí para aportar lo que muchos peleamos para comer; puro Jalisco".
Se dio a conocer en junio que seis cárteles operan el tráfico de drogas, secuestro y extorsión en Chiapas, donde también operan pandillas como la Mara Salvatrucha 13, Barrio 18 y cinco grupos más.
El Cártel de Sinaloa y el CJNG pelean por el control de los municipios cercanos a la costa del océano Pacífico y fronterizos con Guatemala, estratégicos para sus actividades ilícitas.
Desde el tercer trimestre de 2021, miembros de organizaciones no gubernamentales, médicos y voluntarios que trabajaban en comunidades de la región Huista, en Guatemala —colindante con México—, había notado la presencia de retenes de hombres armados en varios puntos de la vía que une la carretera Transversal del Norte, pero fue hasta el 12 de junio que habitantes documentaron su presencia mediante fotos, filtradas en medios de Guatemala y Chiapas.
Elementos de la División de Fuerzas Especiales de la Policía Nacional Civil (PNC) reaccionaron en la búsqueda de los hombres armados hasta el lunes 14 de junio, que ya no estaban, y en redes sociales los habitantes de la región confirmaron lo que se sabía: "Ya se está pasando a Guatemala el famoso CJNG".
Del lado mexicano, la Secretaría de Seguridad Pública de Chiapas hizo lo propio hasta el 18 de junio, con el arribo de elementos de la policía estatal preventiva (PEP), que instaló retenes a lo largo de la carretera Panamericana y realizó patrullajes en la cabecera municipal de Frontera Comalapa, mientras que grupos ligados al Cártel de Sinaloa dieron la instrucción, en comunidades cercanas a la línea divisoria, de permanecer en alerta máxima, confirmaron los lugareños.
Hasta ese momento, los miembros del de Sinaloa ya tenían a sus adversarios metidos en las rutas por donde se mueven cientos de toneladas de cocaína.
La guerra entre ambas organizaciones había comenzado, ya que el 22 de junio un presunto operador del Cártel de Sinaloa, a bordo de una camioneta Hummer, fue levantado cuando circulaba por la carretera Panamericana y hasta ahora no aparece.
Los operadores de Cártel de Sinaloa empezaron a ser el blanco de la disputa de este territorio y como consecuencia, el 30 de junio en la costa de Guatemala fue acribillado en las inmediaciones del estadio de Tecún Umán, en Ayutla, Alex Owaldo Parada Rodríguez, El Pantera, hermano de Érick Poncho Suñiga Rodríguez, alcalde por 12 años de ese lugar.
El 19 de diciembre de 2019 Érick Poncho se había entregado a la DEA, cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFACT) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo identificó como líder de Los Ponchos, organización al servicio del Cártel de Sinaloa.
Antecedentes
En 2006, en pleno inicio de la guerra que emprendió el presidente Felipe Calderón contra las organizaciones criminales, el Cartel de Sinaloa controlaba las tres rutas de Chiapas: la Carretera Federal 201, la Panamericana y la de la Selva.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Los Zetas (entonces al servicio del Cártel del Golfo) empezaron a pelear ese territorio y se supo que se habían asentado en las localidades de Nentón, San Mateo Ixtatán, Coatán y Barrillas, municipios guatemaltecos del departamento de Huehuetenago, pero también tenían una red de sicarios en los municipios de Comitán de Domínguez, Frontera Comalapa, La Trinitaria y que se extendía hasta San Cristóbal de las Casas, Tuxtla y Tapachula.
Para agosto de 2008, Los Zetas ya se movían en la capital de Guatemala, con al menos 300 mexicanos distribuidos en todo el territorio. Pero el quiebre entre Los Zetas y el Cártel del Golfo, casi al final del sexenio de Calderón, que dio pie a la creación del Cartel del Noroeste y Vieja Escuela, provocó que El Chapo Guzmán recuperara el control de las rutas que vienen de Centroamérica y la confrontación bajó de nivel.
Una década después, el Cartel de Sinaloa vuelve a enfrentar una nueva guerra, esta vez contra el CJNG, que el pasado 8 de julio emboscó en Tuxtla Gutiérrez a Ramón Gilberto Rivera, operador del Cartel de Sinaloa.
El joven, que días antes se había casado, era hijo de Gilberto Rivera Amarillas, originario de Culiacán, conocido como Tío Gil, que tuvo como su centro de operaciones en Comitán, pero fue detenido en el Aeropuerto Internacional La Aurora, en 2016, y un año más tarde fue extraditado a Estados Unidos.
Así, el nuevo escenario de guerra entre el CJNG y Sinaloa parece ser un hecho en la frontera sur que vivió días de violencia de 2006 a 2012; sin embargo ahora se replica con estas dos organizaciones.