Según la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), operan en México agentes de seguridad de al menos 14 países, bajo control y conocimiento de la Cancillería y otras dependencias mexicanas.
El número de agentes y sus países de origen está clasificado como reservado por cinco años, para proteger la operación de los agentes y las relaciones diplomáticas con sus países.
Alemania, Australia, Chile, Colombia, Corea del Sur, Ecuador, El Salvador, Francia, Israel, Italia, Perú, República Dominicana, China y Estados Unidos tienen agentes acreditados en México.
Estados Unidos cuenta con representantes de 13 dependencias, incluyendo la DEA, FBI, ATF, USMS, OIA-DoJ, OPDAT, CBP, ICE, DHS, Secret Service y TSA, entre otras, para labores de cooperación y seguridad.
Expertos señalan que no todos los agentes son espías; muchos son burócratas que recopilan información oficial y la envían a su país para análisis y toma de decisiones.
La Ley de Seguridad Nacional establece que los agentes extranjeros deben registrarse ante la SRE y recibir aprobación de la Secretaría de Seguridad, Defensa Nacional y Marina para operar en México, siguiendo convenios de cooperación bilateral.
La acreditación de agentes extranjeros se basa en el principio de reciprocidad, permitiendo a México tener acceso a la información que estos recaban; sin este acuerdo, podrían considerarse espías.
Aunque México no reconoce oficialmente agentes rusos, el New York Times reportó que EE. UU. entregó listas de al menos 20 espías rusos al gobierno mexicano, operando bajo cobertura diplomática en la capital del país.
La experta Pía Taracena aclara que la diferencia entre agentes y espías depende del tipo de información que recaban, la tecnología que usan y si comparten los datos con el gobierno mexicano de manera oficial.
En general, los agentes acreditados buscan recabar información para fortalecer la cooperación en seguridad, lucha contra el crimen organizado y narcotráfico, sin interferir en la soberanía de México.