Ciudad de México / El Universal Este 13 de febrero se celebró el Día Mundial del Soltero y a casi dos años de confinamiento por la pandemia de Covid-19, el número de personas solteras en México ha crecido, no solo por parte de parejas que pospusieron sus planes matrimoniales por emergencia sanitaria, sino también por aquellas que decidieron poner fin a su relación, indicó en entrevista la doctora Natalia Tenorio Tovar, socióloga y docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La ganadora del Premio a la Investigación 2014, UAM Azcapotzalco, precisó que 2020 fue el año con menos matrimonios realizados en México, en parte por las restricciones sanitarias: “Hubo un descenso importante (de matrimonios), la proyección es que conforme vayamos normalizando la situación todas las personas que no se casaron en esta época se casen, pero eso apenas está pasando y tenemos que esperar un año para ver si realmente hay un repunte”. De acuerdo con información del Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), desde el 2014 se ha observado una reducción constante en el número de personas casadas; sin embargo, la mayor disminución se dio en el año más crudo de la pandemia, cuando pasó de 504 mil 923 en 2019 a 335 mil 563 uniones en 2020. Para la autora del libro “¿Por qué dura el amor? Un estudio sociológico de las relaciones de pareja en la modernidad”, también es factor importante el incremento de la unión libre como forma de relacionarse en pareja. “La gente se casa menos, pero vive más con su pareja y estas uniones tienden a ser más cortas. Si antes había un matrimonio de 40 años ahora puede haber dos o tres uniones libres en lo largo de la vida de una persona”, señaló. Además, Tenorio Tovar señaló que existen otras ideas que han contribuido a que la gente se case menos como las “corrientes ideológicas fuertes como el feminismo o los colectivos de la comunidad LGBT+ que han hecho toda una evaluación y cuestionamiento de las instituciones”. La socióloga comentó que también hubo un aumento en el número de separaciones y divorcios: “se observan muchas rupturas amorosas a partir de la pandemia. No solo se registró el menor número de matrimonios civiles y religiosos en toda la historia sino también que no estábamos listos para convivir 24/7 con la pareja y hay muchas parejas que decidieron terminar uniones en este momento”. Mujeres se prefieren solteras Actualmente, las mujeres piensan menos en el matrimonio, reconoció la docente de la UNAM: “La soltería y los tipos de emparejamiento tienen que ver con variables más amplias, el nivel educativo, socioeconómico y otros factores como el acceso de la mujer en el ámbito laboral pagado, el mayor acceso a la educación, el uso de métodos anticonceptivos a gran escala... si tenemos educación y empleo -las mujeres- no necesitamos necesariamente de un matrimonio como forma de supervivencia. Eso no significa que haya menos emparejamientos”. Además, Tenorio Tovar explicó que la gente decide contraer matrimonio en etapas más tardías, sobre todo en la zona centro del país. De acuerdo con el Inegi, la edad promedio al casarse es de 33 años para los hombres y 30 para las mujeres, es por ello que si las jóvenes “tienen acceso a la universidad o a la preparatoria se cuestionan un poco más si de verdad quieren trabajar y atender a un marido o si por el momento, quieren desarrollar su carrera, ganar su propio dinero y desarrollar sus intereses”. “Las aspiraciones femeninas han cambiado mucho, la libertad sexual, el feminismo, el acceso a la Universidad, a mejores trabajos y la realización fuera de la casa. Las mujeres quieren casarse más tardíamente y los hombre no necesariamente.” afirma la doctora Tenorio. “En el caso de los hombres tiene mucho que ver con ideas de masculinidad, de ser el proveedor, de la realización personal dentro de una familia y para las mujeres si no tienen hijos o esposo no estás realizando su vida completa” indicó. Se valora más la independencia Hace 50 años las personas no se cuestionaban si querían casarse, por el contrario, lo “normal” era contraer matrimonio y tener hijos, pero todo ha cambiado, aseguró. “La soltería representa valores que son apreciados en la sociedad. Si antes los valores nos invitaban al matrimonio, ahora muchos de los valores que se obtienen al ser solteros son ampliamente requeridos como la independencia y la autosuficiencia. Como grupo, entre más se te permite ser independiente o autosuficiente, más cómodo te sientes en la soltería”, indicó. Para la académica e investigadora, la soltería se ha vuelto un espacio de aprendizaje donde la gente se cuestiona qué quiero, qué soy, qué tipo de pareja estoy buscando, qué me sirve para tener un matrimonio o una unión libre más feliz, “la soltería como espacio social es muy reciente”. Tenorio aseguró además que en los últimos años ha surgido una amplia gama de posibilidades en donde incluso la fidelidad ya no es obligatoria, como en las relaciones abiertas o poliamorosas, donde hay una relación entre varias personas a la vez.
¿Qué dicen la sicología y la sociología?
La soltería y las relaciones sexoafectivas forman parte de las convenciones sociales, por ello, han formado parte de la esfera de lo público. Sin embargo, ¿a quién le compete el estado emocional en el que se encuentra sino que a la propia persona? A lo largo de distintas épocas y civilizaciones, conceptos como “soltería”, “pareja”, “celibato”, han señalado el estilo de vida de mujeres y hombres, al grado de definir su personalidad. Ayer 13 de febrero, se celebró el Día Mundial de la Soltería, pero ¿qué hay detrás de esta fecha? Olivia Tena Guerrero, doctora en estudios de género de la UNAM, ha externado que la soltería no sólo es un estado, sino una decisión, pues se considera que cuando una persona no tiene una relación no es por decisión propia. “(Hay quienes) toman esta decisión de manera autónoma, tienen solvencia económica y, en ocasiones, mantienen una relación amorosa sin llegar nunca al matrimonio”, señaló para “Ciencia UNAM”, a través de un comunicado. En la actualidad, la brecha de género continúa visible, ya que el sentido de la soltería es variable cuando se trata de una mujer o un hombre. La socióloga y psicóloga explicó que cuando una mujer no tiene un vínculo sexoafectivo se enfrenta a presiones sociales en las que la edad, el matrimonio y el embarazo las apremian, como si tuvieran que realizar todas estas actividades como un “deber ser”. Cuando una mujer no se dedica a una familia, automáticamente, se considera que debe cuidar de su madre y padre, cuando estos alcancen la vejez A diferencia de lo que ocurre con los hombres, quienes mantienen un “status” cuando viven en la soltería, pues este estado se ha asociado con la libertad sexual. Pero cuando toman la decisión de estar solteros - narra la experta- los hombres también se enfrentan a prejuicios tales como que se opta por este estado para evitar el compromiso o es asociado, automáticamente, a la homosexualidad. Pero así como hay una percepción distinta entre la forma en que se vive la soltería entre mujeres y hombres, las disciplinas como la psicología y la sociología también lo conciben de formas diferentes, de acuerdo a Tena Guerrero. Mientras que a psicología analiza que se opta por no compartir con una pareja cuando se tuvo un padre violento, la sociología teoriza que se debe a una decisión que posibilita la independencia emocional.