En los últimos siete años, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha recuperado 123 grandes felinos en México, la mayoría decomisados entre 2023 y 2025.
El aumento, de apenas un ejemplar en 2018 a 37 en lo que va de 2025, se debe principalmente a la creciente posesión de estas especies por parte del crimen organizado, donde representan símbolos de poder y estatus.
Leones africanos, tigres y jaguares encabezan la lista de especies aseguradas, muchas de ellas protegidas o que requieren permisos especiales para su tenencia.
Además, expertos advierten que algunos grupos criminales utilizan estos animales con fines de tortura y ejecución, y también como parte del tráfico de fauna exótica que les genera ingresos adicionales.
La mayoría de los decomisos se concentran en la Zona Metropolitana del Valle de México, seguida por estados como Guanajuato, Jalisco y Sinaloa.
Sin embargo, especialistas señalan que esto refleja más una acción selectiva del gobierno que la verdadera distribución del problema.
Aunque la mayoría de los felinos son trasladados a zoológicos o fundaciones, el país carece de una política integral y de infraestructura suficiente para albergarlos, lo que limita el avance de acciones legales.
A pesar de la voluntad política mostrada por la actual titular de Profepa, expertos insisten en la necesidad urgente de mayores recursos, capacitación y espacios adecuados para el manejo de estos ejemplares
El incremento en los decomisos también evidencia una grave crisis en el manejo de fauna silvestre en México.
La falta de una estrategia nacional para la rehabilitación y resguardo de estos animales pone en riesgo su bienestar e incluso su supervivencia, especialmente en el caso de especies en peligro de extinción como el jaguar.
Expertos advierten que muchos de estos ejemplares llegan en condiciones precarias, con daños físicos.