Justo a las 3 de la tarde del viernes, salió el ataúd blanco con el cuerpo de Camila Gómez Ortega de la funeraria Ángeles, en la avenida Los Paleteros. A diferencia del día anterior, este viernes todo era tristeza, consternación, frustración. La furia y la rabia quedaron atrás.
El cortejo fúnebre tomó rumbo al crucero conocido como La Garita, de ahí dobló a la izquierda y se metió en las calles empedradas que llevan al zócalo de la ciudad. Todos que conformaban el cortejo iban vestido con ropas blancas; los niños y niñas con globos blancos también.
A las puertas de las casas y negocios salieron muchos vecinos de Taxco a despedir a Camila. Unos le aplaudieron, gritaron justicia por su crimen y otros más lloraron; no pudieron contener la emoción por ver pasar el ataúd de una niña que no tuvo que haber sido secuestrada y menos asesinada.
El cortejo fúnebre de Camila cimbró la ciudad. La puso de frente a su nueva tragedia: la violencia extrema que se esconde entre su arquitectura colonial y no fue para menos, el crimen de Camila no sólo cimbró a Taxco, sino a Guerrero y a todo el país.
El caso de Camila caló en la población. Provocó indignación, rabia como el episodio que se vivió el mediodía del jueves, cuando decenas de mujeres y hombres sacaron de su casa a Ana Rosa Díaz Aguilar y a sus hijos Alfredo y Alejandro Aguilar Estrada Aguilar.
Luego los golpearon con brutalidad ante la inacción de policías y militares.
Ana Rosa murió minutos después de la golpiza, Alfredo y Alejandro son reportados graves de salud, pero estables.
Uno de ellos tiene fractura en cráneo y el otro, fracturas múltiples en uno de sus brazos. Ana Rosa y sus hijos fueron acusados de haber secuestrado y asesinado a Camila.
A la 1 de la tarde del miércoles, Camila fue a la casa de Ana Rosa para jugar en una alberca inflable con su hija menor. Tres horas después, la madre de Camila fue por ella, pero Ana Rosa le dijo que no había llegado. La buscaron, pero no la hallaron. Supieron de Camila hasta que una vecina les enseñó videos que grabaron las cámaras colocadas en su domicilio. Ahí vieron que Camila sí llegó a la casa de Ana Rosa y después vieron como Ana Rosa y otro hombre, identificado como José Ricardo Amado Gaytán, salen de su casa cargando un bote con ropa y una bolsa negra de plástico, bajan hasta la avenida Los Plateros, echan el bote y la bolsa a la cajuela y se van.
Camila fue hallada la medianoche del jueves, sobre la carretera federal Taxco-Cuernavaca. Todo eso lo presentaron a la Fiscalía General del Estado (FGE), pero la dependencia no reaccionó a tiempo, no pudo obtener la orden de aprehensión antes de que la furia se desatara.
Este viernes es triste, pero también de un poco de tranquilidad. La población hizo justicia por su propia mano, ya se sabe la causa de la muerte de la niña. Uno de los tíos, cuenta fuera de la funeraria que Camila murió por asfixia por estrangulamiento, también dijo que cuando la fiscalía les avisó del hallazgo, a las 4 de la mañana del jueves, Camila ya llevaba 14 horas de haber sido asesinada. Es decir, a la niña la pudieron haber asesinado una hora después de que llegó a jugar con la hija de Ana Rosa.
Cuatro minutos después de haber salido el cortejo, la FGE informó que cumplimentó la orden de aprehensión contra José Ricardo, el hombre que manejó el taxi donde supuestamente se llevaron el cadáver de Camila. Según el relato de los familiares, José Ricardo fue detenido el mismo miércoles y fue quien confesó dónde dejaron a Camila.
El cortejo fúnebre terminó en el panteón de la comunidad de Mina Vieja.