El mandatario Andrés Manuel López Obrador encabezó por última vez la ceremonia del Grito de Independencia por el 214 aniversario del inicio de la gesta histórica. También quedará para la historia como un hecho inédito, la presencia de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, quien acudió como invitada, por primera vez, a esta ceremonia, a la fiesta de todos los mexicanos.
Ante un Zócalo repleto y eufórico, el presidente López Obrador arengó 21 "vivas" y cuatro "mueras", en contra de la corrupción, el clasismo, el racismo y la discriminación. En punto de las 22:57 horas, el Presidente, acompañado por su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, comenzó con el histórico recorrido, primero por el Salón Embajadores.
Luego caminó por el Salón Recepciones. Momento solemne: los integrantes del gabinete legal y ampliado vieron, por última vez, pasar al Mandatario emanado de la izquierda.
Al llegar a la Escolta de Bandera, integrada por cadetes del Heroico Colegio Militar, el Presidente hizo un saludo marcial y se acercó para recibir con firmeza el lábaro patrio. Dio media vuelta y unos pasos para enfilarse hacia balcón central de Palacio Nacional, donde miles de simpatizantes lo esperan.
Sheinbaum, quien en 16 días será la primera mujer ungida como Presidenta en la historia de la nación, observó cada detalle de la ceremonia.
El titular del Ejecutivo incluyó nuevas arengas desde el balcón central como: "¡Viva la justicia!", "¡Viva la democracia!", "¡Viva la soberanía!", "¡Que viva el amor!", "¡Vivan los trabajadores mexicanos que son de los mejores del mundo!", "¡Vivan nuestros hermanos migrantes!", "¡Vivan todas y todos los mexicanos!" y "¡Viva la Cuarta Transformación!", entre otras.
También arengó: "¡Muera la corrupción!", "¡Muera la avaricia!", "¡Muera el racismo!" y "¡Muera la discriminación!".
Al cumplir con la ceremonia, el Presidente y su esposa disfrutaron el espectáculo con drones que decían: "Gracias" y "México", además de los juegos pirotécnicos. El cielo se tiñó de verde, blanco y rojo, de azul, amarillo y tonos violetas, mientras gritos de asombro, de alegría retumbaron en la ciudad.