Antes de entrar al rol que desempeña Activision en esta historia, creo que lo más prudente es empezar señalando que se me antoja prácticamente imposible llegar a entender el dolor que deben experimentar las personas que pierden a un ser querido, y especialmente a un hijo, en unas circunstancias tan horribles como las que rodean a un tiroteo, un atentado o cualquier tipo de acción similar. Puedo intentar empatizar, igual que todos, pero solo quienes han pasado por algo así pueden, realmente, llegar al nivel de profundidad del dolor que se debe experimentar.
Fruto de ese dolor y de las tremendas dificultades para encajar una pérdida que va contra natura, hemos sabido de muchos casos en los que se concentran, casi en exclusiva, en la búsqueda de justicia (si es que se puede plantear la existencia de la misma en una situación así), una búsqueda que, en ocasiones, puede llevar a los familiares de las víctimas más allá de lo que cabe justificarse con el sentido común. Y ojo, que esto no es un juicio de valor pues, repito, soy incapaz de ponerme en los zapatos de las personas en esas circunstancias, es solo una valoración en frío (algo fuera del alcance de dichas personas).
Fruto de dicha percepción, un tanto distorsionada, de la realidad, y de la subsecuente búsqueda de responsables, en no pocas ocasiones nos encontramos con acusaciones que, como decía antes, van más allá de lo comprensible. Esto es algo que ya reflejó Michael Moore en la reflexión final de Bowling for Columbine, que además daba nombre a la cinta. Aunque los autores de aquella masacre hubieran estado a primera hora del fatídico día en la bolera local, no cabe culpar a los bolos de lo ocurrido.
Anteayer se cumplieron dos años de la masacre de Uvalde, un tiroteo en una escuela de educación primaria en Uvalde, Texas, que se saldó con 21 fallecidos (entre ellos el tirador) y 17 heridos. Y ahora, precisamente con motivo del segundo aniversario de la masacre, hemos sabido que familiares de las víctimas de Uvalde han demandado a Activision por Call of Duty, así como a Meta por, según afirma la demanda, permitir la presencia de imágenes y la promoción de venta de armas en sus plataformas.
El motivo de la demanda a Activision por Call of Duty y a Meta por Instagram es, como seguramente ya habrás imaginado, que el tirador de Uvalde era un jugador de Call of Duty: Modern Warfare para los primeros, y que fue blanco de la publicidad de Daniel Defense (un fabricante de armas estadounidense) en Instagram. Este último punto suscita más dudas, puesto que pese a que Meta afirma que no permite publicidad de armas, una investigación de The Washington Post informó anteriormente que la compañía les da a los vendedores de armas hasta 10 strikes antes de expulsarlos de la plataforma.
El debate sobre si los videojuegos, en este caso Call of Duty, pueden provocar actitudes violentas en sus usuarios, es una discusión que lleva abierta décadas y que, en casos como éste, vuelven a aflorar como el polen en primavera. Con los años, he visto bastantes más pruebas que lo deniegan que aquellas que lo confirman y, en este caso, tengo la sensación de que nos encontramos frente a la acción de un abogado que ha decidido ganar dinero y prestigio con un argumento que no debería tener demasiado recorrido. Pero, repito, es solo mi opinión. ¿Qué piensas tú?