Un equipo de investigadores está trabajando en la apertura de un centro internacional dedicado al uso de la Inteligencia Artificial para ayudar a comprender los impactos del clima en la biodiversidad. Este centro tendrá al frente a investigadores de la Ohio State University (EEUU), y reunirá a ecologistas y científicos expertos en computación de Estados Unidos y Canada, con partners en Reino Unido, Europa y Australia.
Su misión será facilitar la comprensión de los efectos del cambio climático en la biodiversidad. Para ello trabajará en estudios impulsados por la Inteligencia Artificial y basados en datos de cómo las variaciones en el clima están afectando a la vida en la Tierra, tanto en la de los animales como en la de las plantas.
Hasta ahora hay varias instituciones que han anunciado su colaboración con el centro a través de donaciones. Así, la National Science Foundation ha colaborado con 5 millones de dólares, que ha entregado a varios de los investigadores que van a participar en ella: la Universidad Ohio State, la Universidad de Pittsburgh y el MIT.
Otros 3,75 millones han llegado a los investigadores de tres centros canadienses cuyos investigadores trabajarán en el centro: la Universidad McGill, la Universidad de Guelph y la Universidad de Columbia Británica. Además de estas universidades, también serán socios destacados del centro la Universidad de Bristol y la de Edumburgo (Reino Unido), la Universidad de Monash en Australia, la EPFL en Suiza, y Wildlabs.
Los investigadores al frente del trabajo son de la Universidad de Ohio: Tanya Berger-Wolf, Directors del Instituto de analíticas de datos translacionales (TDAI), y Marta Jarzyna, también miembro del TDAI. El trabajo de todos será realizar una investigación con Ia base, y el desarrollo y uso de nuevos métodos y herramientas basadas en IA para analizar datos de cámaras, grabadoras de sonido, imágenes de satélite y aeronaves de vuelo a baja altura, así como de secuencias de DNA.
Además, utilizarán trabajos de ciencia ciudadana, y desarrollarán nuevos modelos ecológicos para aprovechar los datos y los elementos de Inteligencia Artificial que utilicen. También mejorarán los modelos que ya están disponibles. Según Berger-Wolf, «esto ayudará a monitorizar, analizar, valorar y comprender los cambios de la biodiversidad en el mundo«.
Para la científica, «el cambio climático está afectando a todos los aspectos de la vida en la Tierra. El problema es que no tenemos datos sobre los impactos del cambio climático en muchas especies, y la información que tenemos es confusa y no está homogeneizada. Y ahí es donde la IA puede ayudar«.
Además de investigadores de las seis universidades que formarán el núcleo principal del centro, el proyecto incluye a más de 50 partners de Reino Unido, Australia, África, India, América Central y la Unión Europea. Estos partners no son solo del mundo de la investigación y la ciencia, sino que también incluyen a gobiernos, ONGs y empresas.
Estos partners facilitarán a los investigadores redes de colaboración de investigación, colecciones de datos recogidas sobre el terreno, curación de datos y hosting. También acceso a recursos de computación, transferencia de tecnología y desarrollo de herramientas open source, así como instalaciones y educación.
Como hemos mencionado, la ciencia ciudadana tendrá bastante importancia en las investigaciones del centro, ya que los ciudadanos externos a las universidades y los partners que puedan contribuir al trabajo del centro, enviando sus fotos y observaciones a apps como eBird o iNaturalist. Así lo ha confirmado Berger-Wolf, que también ha señalado que la educación y la interacción con la comunidad son una parte importante del trabajo que van a desarrollar.