La llegada de C.C. Wei a la presidencia de TSMC está agitando las aguas. Este veterano ingeniero eléctrico llegó a la dirección general de la compañía en 2018, y su excelente gestión durante los últimos seis años lo ha colocado como el candidato propicio para suceder a Mark Liu en la presidencia del mayor fabricante de semiconductores del planeta. TSMC está atravesando un momento dulce. Y en gran medida se lo debe a la excelente salud de la industria del hardware para inteligencia artificial (IA).
Esta compañía taiwanesa fabrica las GPU para IA que están colocando en el mercado NVIDIA, AMD y otros muchos fabricantes de este tipo de chips. De hecho, el 90% de los semiconductores para IA disponibles en el mercado mundial los ha producido TSMC. Además, en su cartera de clientes se codean Apple, NVIDIA, AMD, Qualcomm, MediaTek, e, incluso, Intel, entre muchas otras compañías que se dedican al diseño de circuitos integrados. Sin embargo, un riesgo muy serio se cierne sobre TSMC. Uno de tal envergadura que podría ensombrecer su futuro.
La posibilidad de sacar las fábricas de Taiwán ha estado encima de la mesa
Los ejecutivos de TSMC se toman muy en serio la posibilidad de que China y Taiwán lleguen a las manos. De hecho, durante los últimos dos años, y coincidiendo con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, Mark Liu ha declarado en varias ocasiones lo mucho que le preocupa la tensión que domina actualmente la relación entre los Gobiernos de China y Taiwán. Liu es un hombre cauto y no dado a la exageración, aunque es evidente que su prioridad siempre ha sido defender los intereses de la compañía que ha dirigido hasta hace apenas unas horas.
"Si China llevase a cabo la invasión los semiconductores no serían nuestra principal preocupación. Lo sería el hecho de que este evento destruiría el orden mundial"
"Todos perderíamos. Nadie se alzaría con la victoria. Los taiwaneses hemos elegido regirnos por un sistema democrático. Queremos elegir nuestra forma de vida, y creemos que la fabricación de chips es un sector clave en la economía de Taiwán. Aun así, si China llevase a cabo la invasión los semiconductores no serían nuestra principal preocupación. Lo sería el hecho de que este evento destruiría el orden mundial".
Estas palabras de Mark Liu describen las consecuencias que, según este ejecutivo, tendría la invasión de Taiwán por China. El problema más grave sería su inevitable coste humano, que posiblemente sería difícil de asumir. Pero, como asegura Liu, el impacto geoestratégico que tendría un evento como este en todo el planeta sería colosal. Y, además, no cabe duda de que la industria de los semiconductores recibiría un revés del que le costaría recuperarse.
Desafortunadamente la tensión entre China y Taiwán se ha incrementado drásticamente desde que la Administración liderada por Xi Jinping decidió llevar a cabo "juegos militares" tras la toma de posesión de Lai Ching-te, el presidente de Taiwán. El Gobierno de China lo considera un separatista, y este movimiento es una clara exhibición de fuerza. Lo sorprendente es que la inestabilidad actual ha provocado que TSMC hable con algunos de sus clientes más importantes con el propósito de estudiar la posibilidad de trasladar sus fábricas fuera de Taiwán.
La inestabilidad actual ha provocado que TSMC hable con algunos de sus clientes más importantes con el propósito de estudiar la posibilidad de trasladar sus fábricas fuera de Taiwán
No se trata en absoluto de un rumor; lo confirmó C.C. Wei durante la última reunión general de TSMC. Esta opción ha estado sobre la mesa, pero su aplicación es imposible. Totalmente imposible. Actualmente las fábricas de esta compañía alojadas en suelo taiwanés son las responsables de la producción de entre el 80 y el 90% de los circuitos integrados de la empresa, por lo que desmantelarlas y reemplazarlas por otras plantas equiparables en el extranjero requeriría unas inversiones enormes y muchísimo tiempo. Un tiempo que no está a disposición de TSMC.
No obstante, es importante que no pasemos por alto que esta compañía actualmente tiene plantas, además de en Taiwán, en China (Tianjín y Shanghái) y EEUU (Washington), pero también está construyendo tres fábricas de vanguardia en Arizona (EEUU) y planea poner a punto una más en Dresde (Alemania). El tercer gran pilar de la estrategia de expansión internacional de TSMC es Japón. La buena sintonía que tienen la cúpula directiva de la empresa y el Gobierno nipón ha provocado que TSMC esté finalizando la construcción de una planta de semiconductores de vanguardia en Kumamoto. Confiemos en que estas instalaciones nunca se vean obligadas a dar el relevo a las plantas de Taiwán.
Imagen | TSMC
Más información | Reuters