Y ha llevado a la tecnológica japonesa a aceptar una importante oferta económica con la que pondrá fin a uno de los capítulos más problemáticos de sus 140 años de historia.
La firma de capital privado Japan Industrial Partners (JIP) ha puesto sobre la mesa una inversión de alrededor de 2 billones de yenes, es decir, 15,3 millones de dólares. Dicha oferta posee una prima del 9,6% sobre el precio de cierre en mercado del pasado jueves, lo cual representa una solución esperanzadora y optimista para la compañía.
Antes de efectuarse la compra de Toshiba por JIP se ha desarrollado un proceso bastante laborioso. El comité especial conformado por directores externos, la junta directiva de 12 miembros (entre los que aparecen directores internos) estudió a fondo la propuesta. Las causas no han sido otras que aumentar el valor corporativo de Toshiba y la rentabilidad de los accionistas.
Para que JIP pueda comprar Toshiba se ha precisado de las inversiones de hasta una veintena de empresas japonesas, entre las cuales se incluyen Rohm Co, Chubu Electric Powe y Orix Group, así como préstamos procedentes de diferentes bancos japoneses. Según datos aportados por Refinitv, será la tercera transacción más grande a nivel mundial en lo que va de año.
La propuesta de compra de Toshiba por JIP es el resultado de un extenso proceso, pues el conglomerado había obtenido derechos preferenciales de negociación a través del proceso de licitación de la oferta pública de adquisición manifestada previamente en noviembre de 2022.
No obstante, no ha sido hasta que ha obtenido el compromiso de préstamo de las instituciones financiera cuando ha presentado una propuesta final en febrero de 2023. Y es que los bancos se han vuelto más desconfiados ante la situación de inestabilidad económica que afecta al planeta, y especial, al sector TI.
El siguiente paso
Una vez que se ha formalizado y comunicado la adquisición de Toshiba, JIP debe ahora efectuar el proceso de solicitud, el cual implica leyes de competencia global. Una vez que sea aprobada la compra, y se supervise que se cumple con los principios de competencia legítima en el mercado, JIP comprará acciones de los accionistas existentes mediante su oferta pública y privatizará Toshiba. De este modo, será más sencilla la toma de decisiones en un futuro a corto-medio plazo.
El historial de ofertas de compra
La crisis financiera que empezó a asolar a Toshiba se inició en 2015 como consecuencia de las irregularidades contables y subsidiarias de la planta de energía nuclear de EEUU, generándole importantes pérdidas económicas. En un principio le generó una amortización de 6.300 millones de dólares y se vio obligada a vender su unidad de chips de memoria y a ofrecer acciones a inversionistas extranjeros.
Para evitar su insolvencia, acordó en 2017 aumentar su capital en aproximadamente 600.000 millones de yenes. Llegaron muchos accionistas que empezaron a priorizar sus intereses sobre la estrategia de gestión de la compañía.
El proceso de reestructuración de Toshiba se inició después de que la compañía recibiese la primera oferta pública de adquisición en la primavera de 2021, aunque nunca llegó a efectuarse. Por aquel entonces, CVC Capital Partners, con sede en Europa, hizo una oferta importante. Unos meses después, en noviembre, Toshiba acordó dividir el grupo en tres empresas como medida para impulsar el incremento de su valor económico y social.
En febrero de 2022 se revisó ese plan y Toshiba finalmente acordó dividir la empresa en dos, siendo presentada la idea en una junta extraordinaria de accionistas celebrada en el mes de marzo. No obstante, y una vez más, la mayoría de los accionistas rechazó el plan y solo quedaba como solución posible la privatización que condujese a la reestructuración de la compañía.
Ahora surge la incógnita de qué será del futuro de Toshiba, en manos del conglomerado JIP, cómo encauzará su actividad y qué proyección económica tendrá. Lo que está claro es que ha logrado sobrepasar una de las etapas más críticas de su historia.