Hablar de la primera vez que supimos, oficialmente, de The Elder Scrolls VI, empieza a sonar a historia antigua, y es que fue en el E3 de 2018 cuando Bethesda anunció que ya había empezado a trabajar en la nueva entrega de la exitosa saga. Fue, efectivamente, la misma conferencia en la que la desarrolladora nos habló por primera vez de Starfield, y ya desde ese primer momento nos dejaron claro que el sucesor de Skyrim llegaría con posterioridad a la nueva saga inaugurada con Starfield.
Así, y aunque en un primer momento nos hicimos ilusiones de una «corta» espera, ver que Starfield se retrasaba, se retrasaba y se volvía a retrasar nos hizo asumir una realidad inevitable, y es que la espera por The Elder Scrolls VI se iba a hacer más larga que un día sin pan (para los que somos paneros, se entiende). Y no solo porque el RPG en el espacio se convirtiera en un agujero negro de recursos, sino también por decisiones, bastante acertadas a mi parecer, como optar por cambiar el motor empleado, lo que sin duda se traducirá en un sinfín de mejoras.
En septiembre del año pasado, como fruto de la operación de compra de Activision Blizzard King por parte de Microsoft, se hizo público un documento que señalaba 2026, de manera tentativa, para su lanzamiento, es decir, 15 años después de la llegada de su predecesor, Skyrim. Y si eso nos parecía poco, a principios de este mismo año tuvimos noticias que nos invitan a pensar en un retraso sobre esa previsión vista el año pasado, y que nos indica que quizá tengamos que esperar, como mínimo, hasta 2028.
Hablar de la primera vez que supimos, oficialmente, de The Elder Scrolls VI, empieza a sonar a historia antigua, y es que fue en el E3 de 2018 cuando Bethesda anunció que ya había empezado a trabajar en la nueva entrega de la exitosa saga. Fue, efectivamente, la misma conferencia en la que la desarrolladora nos habló por primera vez de Starfield, y ya desde ese primer momento nos dejaron claro que el sucesor de Skyrim llegaría con posterioridad a la nueva saga inaugurada con Starfield.
Así, y aunque en un primer momento nos hicimos ilusiones de una «corta» espera, ver que Starfield se retrasaba, se retrasaba y se volvía a retrasar nos hizo asumir una realidad inevitable, y es que la espera por The Elder Scrolls VI se iba a hacer más larga que un día sin pan (para los que somos paneros, se entiende). Y no solo porque el RPG en el espacio se convirtiera en un agujero negro de recursos, sino también por decisiones, bastante acertadas a mi parecer, como optar por cambiar el motor empleado, lo que sin duda se traducirá en un sinfín de mejoras.
En septiembre del año pasado, como fruto de la operación de compra de Activision Blizzard King por parte de Microsoft, se hizo público un documento que señalaba 2026, de manera tentativa, para su lanzamiento, es decir, 15 años después de la llegada de su predecesor, Skyrim. Y si eso nos parecía poco, a principios de este mismo año tuvimos noticias que nos invitan a pensar en un retraso sobre esa previsión vista el año pasado, y que nos indica que quizá tengamos que esperar, como mínimo, hasta 2028.
The Elder Scrolls VI te decepcionará, puede que hasta el llanto
Una espera tan prolongada tiene, como consecuencia, que muchas personas piensen que Bethesda está poniendo toda la carne en el asador para crear un título que nos deje boquiabiertos. Y podemos apostar a que es así, pero también a que las expectativas podrían jugarle una mala pasada a muchas personas. Así lo ve Bruce Nesmith, diseñador jefe de Skyrim, que en una entrevista concedida al canal de YouTube Kiwi Talkz, ha afirmado que es prácticamente imposible que The Elder Scrolls 6 esté a la altura de las expectativas y que, en consecuencia, podrá ser una decepción para las personas que lo esperan desde hace años.
Tanto es así que, incluso, llega a aventurar reacciones bastante airadas por los decepcionados jugadores, de los que afirma que podrían llevarse las manos a la cabeza e incluso acabar llorando (aquí podemos entender que, salvo contadas excepciones, exagera). Y es que, claro, no podemos olvidar que hablamos del juego que se convertirá en el sucesor de Skyrim, es decir, que el pabellón ya quedó muy alto con el título que espera ahora a su sucesor.
Esta situación, según afirma Nesmith, ha generado cierto nerviosismo en Bethesda, pues son conscientes de que este hype contribuirá de manera decisiva a las ventas, pero que también puede acabar pasando factura al estudio si la diferencia entre lo esperado y lo recibido es más acusada de lo que cabría desear. Y esto, claro, contando con que el plazo de 2028 se confirme. Si finalmente debemos esperar aún más, el suflé seguirá subiendo, y los de Todd Howard tendrán que practicar ingeniería avanzada para evitar que se desinfle, con los efectos que esto tendría.