PS6 lleva ya un tiempo en desarrollo, y también sabemos que esta consola volverá a utilizar un chip de AMD, pero lo que no sabíamos es que la compañía japonesa está trabajando en dos SoCs diferentes. Esto quiere decir que Sony tiene en mente dos proyectos para su próxima generación de consolas, pero por desgracia no está claro de qué se trata exactamente.
Ahora mismo hay dos posibilidades, y las dos son igual de interesantes. La primera es que Sony esté considerando adoptar una estrategia parecida a la que ha seguido Microsoft con Xbox Series S y Series X. Esto supondría que la compañía japonesa lanzará una PS6 muy potente con un precio propio de la nueva generación, y una versión de esta menos potente pero más económica.
Otra posibilidad es que Sony esté trabajando en el SoC de PS6 y en otro chip que podría utilizar para dar vida a una nueva consola portátil, cuya potencia sería inferior por razones obvias (formato, espacio, temperatura y alimentación), pero que podría contar con todos los avances técnicos de su hermana mayor, tanto a nivel de CPU como de GPU.
¿Qué opción sería mejor y cuándo llegará PS6?
Ambas son muy interesantes. Una nueva PlayStation portátil podría tener un gran éxito y volvería a abrir este mercado a Sony, pero no lo tendría nada fácil, porque la competencia en este mercado es feroz, solo tenemos que ver la cantidad de opciones que hay disponibles ahora mismo, y el dominio incuestionable de Nintendo en dicho mercado.
Lanzar dos versiones de PS6, una más potente y cara y otra menos potente y más barata, también podría ser un enfoque interesante, siempre que Sony haya aprendido algo de los errores que cometió Microsoft con Xbox Series S, especialmente con el tema de la configuración de memoria. Os explico este tema de una forma sencilla.
Para evitar quebraderos de cabeza ambas versiones deberían contar con la misma cantidad de memoria unificada, porque la capacidad de la memoria es un factor altamente limitante que es mucho más complicado de superar que una GPU con menos potencia bruta o una CPU a un poco menos de frecuencia.
Si no tenemos suficiente memoria para almacenar todo lo que necesita un juego será necesario hacer recortes importantes, y esto puede acabar obligando a programar dos versiones de un mismo título, salvo que se obre algún «milagro» tirando de optimización. Xbox Series S es todo un ejemplo, porque solo tiene 10 GB de memoria unificada, mientras que Xbox Series X y PS5 tienen 16 GB.
Sony podría mantener la misma cantidad de memoria en ambas versiones y recortar potencia gráfica y bajar un poco la frecuencia de la CPU y listo, tendría una PS6 más económica y perfectamente diferenciada de su hermana mayor que no debería tener problemas para mover los juegos que vayan llegando durante todo el ciclo de vida de esa generación.
Las características de esta consola todavía son un misterio, pero el pasado mes de agosto compartí con vosotros un artículo especial dedicado a repasar las posibles especificaciones de PS6 que es bastante fiable y sensato, así que os invito a echarle un vistazo si queréis profundizar sobre este tema.
Imágenes generadas con IA.