Desde la creación de Internet, han sido los estándares universales sobre los cuales se transmite la información por la red, haciendo posible que Internet funcione.
La sigla IP puede referirse a dos conceptos vinculados entre ellos; El primero es un protocolo (Internet Protocol – Protocolo de Internet en Español) y su principal función es el uso bidireccional (origen y destino) de transmisión de datos basado en la norma OSI (Open System Interconnection).
La segunda posible referencia cuando se habla de IP, está vinculada a una asignación numérica de direcciones físicas conocida como Dirección IP, un identificativo lógico y jerárquico asignado a una interfaz de un dispositivo dentro de una red que utilice el protocolo de Internet (Internet Protocol – IP), la cual corresponde al nivel de red o nivel 3 del modelo de referencia OSI.
IPv4 hace referencia al Protocolo de Internet en su cuarta versión (en inglés, Internet Protocol version 4, IPv4), un estándar de interconexión de redes basados en Internet, y que fue implementado en 1983 para el funcionamiento de ARPANET y la posterior migración a Internet..
El IPv4 usa direcciones de 32 bits, equivalentes a 4.2 mil millones de bloques de numeración únicas, una cifra que, para la década de los años 80 parecía sencillamente inagotable, no obstante, y por el crecimiento enorme e inesperado de Internet, para el año 2011 pasó lo que nunca se creyó que fuera a ocurrir, todas las direcciones se agotaron.
IPv6 como solución al Cuello de botella
Para solucionar la falta de direcciones disponibles, conocido como “RECURSOS”, los grupos de ingeniería responsables de Internet, han recurrido a múltiples soluciones que van desde la creación de subredes privadas, de tal forma que con una misma dirección se puedan conectar múltiples usuarios, hasta la creación de un nuevo protocolo denominado IPv6 que promete ser la solución definitiva del problema y el cual fue lanzado oficialmente el 6 de junio de 2012:
“Previendo el agotamiento de la dirección disponibles en IPv4 y como una solución de largo plazo, el organismo que se encarga de la estandarización de los protocolos de Internet (IETF, Internet Engineering Task Force), diseñó una nueva versión del Protocolo de Internet, concretamente la versión 6 (IPv6), con una casi inagotable disponibilidad, a partir de una nueva longitud de 128 bits, es decir alrededor 340 sextillones de direcciones”.
Es importante aclarar que la creación del protocolo IPv6, no implica una migración, es decir un cambio de un protocolo a otro como si fuera un proceso de remplazo, sino que se diseñó un mecanismo que permite por un tiempo la coexistencia articulada de ambos protocolos.
Para garantizar una transición transparente para los usuarios y que garantice un tiempo prudencial para que los fabricantes incorporen la nueva tecnología y los proveedores de Internet la implementen en sus propias redes, la organización encargada de la estandarización de los protocolos de Internet (IETF, Internet Engineering Task Force), diseñó junto con el mismo protocolo IPV6, una serie de mecanismos que se denominan de transición y coexistencia.
“Es como una balanza, en la que hoy en día el lado con el mayor peso representa el tráfico IPv4, pero poco a poco, gracias a esta coexistencia, conforme más contenidos y servicios estén disponibles con IPv6, el peso de la báscula irá hacia el otro lado, hasta que IPv6 sea predominante. Esto es lo que llamamos la transición”.
El diseño del protocolo IPv6 da preferencia a IPv6 frente a IPv4, si ambos están disponibles (IPv4 e IPv6). De ahí que se produzca ese desplazamiento del peso en “nuestra balanza”, de una forma natural, en función de múltiples factores, y sin que podamos determinar durante cuánto tiempo seguirá existiendo IPv4 en la Red y en qué proporciones. Posiblemente podamos pensar, intentando mirar en la bola de cristal, que IPv6 llegará a ser predominante en 3-4 años, y en ese mismo entorno de tiempo, IPv4 desaparecerá de Internet, al menos en muchas partes de ella” .
Sin IPv6 quizás no haya metaverso
Cómo lo analizamos en pasados artículos, los Metaversos o Metauniversos, son entornos donde los humanos interactúan social y económicamente como iconos, a través de un soporte lógico en un ciberespacio, como una metáfora amplificada del mundo real, pero sin las limitaciones físicas o económicas.