Hubo un tiempo en el que si querías ver una película no te quedaba otra que ir al cine, comprarla o alquilarla. Y si la daban por televisión, o la grababas o te la perdías. Antes del éxito de las plataformas como Netflix, Prime y Filmin, internet se convirtió en un canal perfecto para compartir contenidos libremente. Hasta que la industria del entretenimiento estadounidense dio un golpe en la mesa. Un golpe que solo sirvió para agitar el avispero. Millones de personas seguían compartiendo archivos, pero surgían métodos cada vez más sofisticados. Y entonces se dio a conocer un tal Kim Dotcom con una propuesta diferente a las aplicaciones P2P. Una idea que no gustó nada a la industria audiovisual.
Antes de Spotify, Apple Music y demás plataformas de streaming, la música se compartía a través de grupos de noticias, foros, servidores FTP, públicos o privados, e incluso por IRC o ICQ. Cualquier herramienta valía para intercambiar una o dos canciones en una época en la que las conexiones eran lentas y la industria no lo ponía fácil para consumir contenido online. Entonces llegaron las aplicaciones P2P. Napster, eDonkey y su hermano menor eMule, KaZaa y tantos otros, permitían encontrar y compartir archivos que contenían canciones, imágenes o películas.
Los grandes del entretenimiento se lanzaron contra estas herramientas en sucesivos juicios y acciones legales. Lo mismo que ocurrió con el VHS, a finales del siglo XX, se repetía con internet en la primera década del siglo XXI. Y en este contexto, en el que el público pedía contenido, la industria no lo ofrecía en digital y surgían alternativas para consumir música y vídeo por internet, surge la figura de Kim Dotcom. Un hacker alemán que había hecho fortuna con la seguridad informática y que pretendía crear una nueva manera de compartir archivos. En la nube. Sin subterfugios ni protocolos P2P. No hace falta decir que no gustó a la industria de la música y el cine.
El peculiar currículum de Kim Dotcom
Kim Schmitz, alemán de nacimiento, es más conocido por su alias de internet, Kim Dotcom. A finales de enero cumplió 50 años. Y, al parecer, sigue residiendo en Nueva Zelanda, pese a que sus autoridades no fueron muy benévolas con él cuando se lio parda con el Caso Megaupload. Aunque más estricta es Alemania respecto a las leyes sobre propiedad intelectual. Pero no nos adelantemos.
De madre finlandesa y padre alemán, Kim Schmitz tiene el perfil del clásico hacker. Como Kevin Mitnick o Michael Calce "MafiaBoy". Ya en la década de los 90 se empieza a hablar de él en su país natal, Alemania, a propósito de sus trapicheos como hacker. Con distintos alias. Primero Kimble, más tarde Kim Tim Jim Vestor y, finalmente, Kim Dotcom. Legalmente, se cambió el nombre en 2005.
Ya en 1992 se da a conocer en los medios de comunicación como hacker y experto en ciberseguridad. Incluso aparece mencionado en la revista Forbes. Sus dotes comunicativas y el desconocimiento tecnológico de la época le abrieron muchas puertas en las redacciones de los medios de comunicación. Y según explica la revista Wired, Kim Dotcom, entonces Kimble, se fue creando una imagen de hacker importante atribuyéndose hackeos difíciles de verificar.
Por ejemplo, afirmaba controlar centenares de sistemas PBX de empresas estadounidenses y vender su acceso por 200 dólares cada uno. O haber transferido 20 millones de dólares de cuentas de Citibank a Greenpeace. Algo que la propia Greenpeace negó. Y aunque sí había habido un hackeo a Citibank en 1996, los responsables eran un grupo de hackers rusos. También afirmaba haber accedido a ordenadores de la NASA o del Pentágono.
Emprendiendo a su manera
Lo que sí sabemos es que, en 1994, Kim Dotcom es arrestado por traficar con números de tarjetas telefónicas robadas. Y en 1998 es condenado por fraude informático y espionaje cibernético. Más tarde, en 2003, se le juzgará y condenará por desfalco. En su haber destaca un fraude de números de pago que le reportaron más de 60.000 dólares. Pero no todo lo que hacía Kim Dotcom era ilegal. Su fama le ayudó a poner en marcha una empresa de seguridad informática, Data Protect. Llegó a tener clientes de la talla de Lufthansa.
El éxito de su compañía de ciberseguridad le llevó a desarrollar un vehículo futurista, el Megacar. Un automóvil de lujo conectado a internet que integraba un Pentium III con Windows NT, router, sistema de videollamada multicámara y una pantalla de 17 pulgadas. También empleaba 16 conexiones GSM. Un adelantado a su tiempo y que no llegó a fraguar. Su precio era de 90.000 dólares.
El caso es que en 2000, Kim Dotcom, entonces Kim Schmitz, vende el 80% de sus participaciones en Data Protect a un grupo alemán, TÜV Rheinland. El 20% restante estará en manos de su nueva compañía de inversiones, Kimvestor. Una de sus inversiones más sonadas fue la de la web Letsbuyit. La adquirió por 375.000 euros cuando estaba a punto de quebrar, anunció que iba a invertir 50 millones y su revalorización le reportó 1,5 millones de euros.
Sin embargo, tuvo que "exiliarse" a Tailandia huyendo de la justicia alemana. Lo que no impidió que fuera deportado de nuevo a Alemania y juzgado y condenado en 2003, como mencioné antes. Librado de prisión, emigró a Hong Kong, donde montó una red de empresas, Trendax, para invertir en inteligencia artificial. En 2003. Pero la cosa no salió bien y acabó trasladándose a Nueva Zelanda.
El caso Megaupload
A pesar de todo lo anterior, y de algo que nos hemos dejado por falta de espacio, Kim Dotcom no se da a conocer mundialmente hasta que pone en marcha Megaupload. Creada en 2003, su nombre pasa a ser el que conocemos en 2005. En principio todo era legal. Una empresa dedicada a ofrecer espacio de almacenamiento online para subir archivos y compartirlos. Nada que no hagan otros. El problema es que parte del contenido no era legal a ojos de la ley y de la industria del entretenimiento estadounidense.
Megaupload llegó a tener 150 empleados y 175 millones de dólares en beneficios. Con 50 millones de visitantes diarios. Todavía es posible encontrar páginas abandonadas que incluyen enlaces a Megaupload. Pero, obviamente, no funcionan. Para entender el éxito de Megaupload, hay que tener en cuenta que Dropbox no nace hasta 2008. Google Drive lo hace en 2012. Solo Box estaba ahí en 2005. Y Apple ofrecía .Mac, antecedente de iCloud, pero era de pago.
Sea como fuere, en 2012, la justicia estadounidense inicia una guerra contra Kim Dotcom para acabar con este tipo de servicio que permite compartir archivos. Los delitos de los que le acusan: "extorsión, conspiración para infringir los derechos de autor y conspirar para cometer lavado de dinero". Ya que acusas, acusa a lo grande. Y aunque la denuncia venía de Virginia, en Estados Unidos, las autoridades neozelandesas no tardan en detener a Kim Dotcom y varios de sus colaboradores. Un esperpento de detención televisada, entrando en la mansión de Dotcom como si fuera un narcotraficante o un terrorista. En la operación participaron dos helicópteros y 76 oficiales de policía, incluyendo una unidad del Grupo Táctico Especial, el SWAT de Nueva Zelanda, conocido en inglés por sus siglas STG (Special Tactics Group).
La extradición de Kim Dotcom
Cuentas embargadas, obras de arte, televisores y coches de lujo decomisados, su imagen demonizada en todos los medios y el propio Kim Dotcom en prisión. Por suerte, menos de dos meses después de estar en prisión provisional, pudo salir bajo fianza. El resto es historia. Para no alargarnos, lo resumiremos en que la justicia de Nueva Zelanda consideró que su detención había sido excesiva. Con todo, facilitaron al FBI copias de los discos duros de Dotcom. Aunque luego se consideró que había sido una acción ilegal. En compensación, Kim Dotcom pudo tener acceso a parte de su dinero y activos bloqueados.
Con Kim Dotcom en libertad en Nueva Zelanda, la justicia de Estados Unidos solicitó su extradición, pero la justicia neozelandesa se resistió en varias ocasiones. En otras, dio la razón al FBI. Curiosamente, el proceso sigue en marcha. Entre apelación y apelación. Por el momento, Kim Schmitz permanece en Nueva Zelanda, pero Estados Unidos sigue pidiendo su extradición.
En paralelo, Dotcom crea Mega en 2013. Una nueva versión de Megaupload. Y, por el momento, sigue funcionando. En parte, porque sus datos están cifrados, de manera que no hay manera de saber qué hospeda. Por lo demás, el servicio es similar a su predecesor, con espacio de almacenamiento gratuito y versiones de pago con más espacio. Su página oficial dice que cuenta con más de 301 millones de usuarios registrados y más de 10 millones de usuarios activos al día. Aunque no hay mención alguna a Kim Dotcom. Como si no tuvieran relación. Por si acaso, Dotcom cortó relaciones con Mega en 2015. Era momento de hacer otras cosas.
Una persecución sin fin
Con todo, el juicio contra Megaupload sigue en Estados Unidos. El verano pasado, dos miembros de la compañía, Mathias Ortmann y Bram van Der Kolk, fueron condenados a más de dos años de prisión. Sin embargo, la condena no se hizo efectiva inmediatamente porque "se les han concedido sentencias diferidas debido al inminente nacimiento del hijo de Ortmann y porque la madre de Van der Kolk está enferma". Y esto no acaba aquí. Dotcom sigue siendo reclamado por Estados Unidos, a la espera de lo que diga la justicia de Nueva Zelanda.
En la página oficial de Kim Dotcom encontrarás varios reportajes en video que se hicieron sobre su propia figura y sobre el conocido como Caso Megaupload. También enlaza al libro que escribieron sobre él a propósito de su "lucha" contra las autoridades estadounidenses. Y hay un decálogo sobre lo ocurrido con Megaupload desde su punto de vista. Sea como fuere, la exagerada cobertura mediática, así como la persecución y la reacción de las autoridades de Estados Unidos y Nueva Zelanda dieron pie a un debate que sigue abierto. Pero volvamos a la vida de Kim Schmitz.
Kim Dotcom y el Partido de internet
A finales de 2013, Kim Dotcom anuncia que quiere entrar en política. En su país de residencia, Nueva Zelanda. Para ello funda el Partido de internet en marzo de 2014. Asociado a un partido ya existente, el Partido Mana. La líder del partido de Dotcom será Laila Harré, ya que Dotcom no puede ser parte del Parlamento neozelandés al tener la nacionalidad alemana y finlandesa pero no neozelandesa.
La incursión en política de Kim Dotcom tiene dos lecturas. Una, la defensa de las libertades y los derechos de los internautas. Algo que hacen otros partidos similares por todo el mundo. Sin embargo, a Dotcom le gusta el espectáculo y salir en televisión. Y el trato recibido por las autoridades de Nueva Zelanda hizo que su paso por la política se convirtiera en un intento de vengarse del gobierno neozelandés. Para bien o para mal, en la campaña electoral de 2014 no obtuvieron el apoyo suficiente para obtener representación parlamentaria. Con todo, hizo una suculenta donación al Partido de internet. Y volvieron a presentarse en 2017. Pero en 2018, el partido se dio de baja por falta de apoyos. Su sitio web sigue en pie pero sin actualizarse.
Qué es de Dotcom en la actualidad
Si no hay un cambio de última hora, Kim Dotcom sigue viviendo en Nueva Zelanda. Más concretamente en Auckland, donde "tiene una relación estrecha con la comunidad", como se suele decir. Esto se traduce en donaciones y otras actividades festivas. En lo personal, en 2014 se divorció de la que era su esposa desde 2009, Mona Verga. Y desde 2018 está casado con Elizabeth Donnelly. De ambos matrimonios y una relación anterior, tiene seis hijos.
A la espera de una extradición que no llega nunca, la vida de Dotcom transcurre plácida. Tras abandonar Mega, quiso poner en marcha un servicio de música por streaming, Baboom. Se lanzó en 2015 pero no llegó al año de vida. También tuvo una breve carrera musical con un álbum y varias canciones con sus respectivos videoclips. Y en 2019 anunció que iba a lanzar su propia criptomoneda, pero no se hizo realidad por problemas legales.
Lo último que sabemos de Kim Dotcom es que es bastante activo en Twitter, ahora X. Al igual que otras figuras públicas de internet, como el propio Elon Musk, Dotcom parece apoyar a Putin. O, por lo menos, está en contra de Estados Unidos y los países europeos en lo que atañe al conflicto entre Rusia y Ucrania. También critica el genocidio de Israel en Palestina y, por lo general, cualquier tema que tenga que ver con la OTAN o Estados Unidos y sus países aliados.