Operación Bluebird, ¿volverá Twitter?

Operation Bluebird —así se llama el proyecto— es una startup jurídica más cercana a un comando de arqueología digital que a una empresa tecnológica tradicional.

Desde hace más de dos años vivimos instalados en el universo paralelo en el que Elon Musk decidió que, por algún motivo insondable, era buena idea borrar de un plumazo una de las marcas más reconocibles de la historia de Internet. El pájaro azul, el verbo "tuitear", el logo icónico... todo pasó al contenedor de reciclaje para dar paso a esa X que aspiraba a ser "la aplicación para todo" y que, en la práctica, ha terminado siendo más bien la aplicación para perder anunciantes. Pues bien, ahora alguien quiere rescatar lo que Musk tiró a la basura. Y lo plantea tan en serio que ya ha comenzado un proceso legal para recuperar la marca Twitter alegando algo tan básico como que su propietario... la abandonó.

Operation Bluebird —así se llama el proyecto— es una startup jurídica más cercana a un comando de arqueología digital que a una empresa tecnológica tradicional. Sus impulsores, entre ellos Michael Peroff y Stephen Coates (este último, nada menos que ex consejero general de Twitter), han presentado ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos una petición formal para cancelar los trademarks de "Twitter" y "tweet". Según argumentan, X Corporation dejó de usar ambas marcas, eliminó todo rastro de ellas en su producto y comunicación, y no ha mostrado intención alguna de retomarlas. En su razonamiento: si Musk decidió matar Twitter, alguien más tiene derecho a resucitarlo.

Y ojo, porque la base legal no es descabellada. En julio de 2023, el propio Musk escribió públicamente aquello de "nos despedimos de la marca Twitter y, gradualmente, de todos los pájaros". A efectos de derecho de marcas, eso es casi como clavar un cartel gigante de "ABANDONADO" en la puerta. Los expertos citados por Ars Technica coinciden en que X lo tendrá difícil si pretende demostrar que sigue usando la marca: Mark Lemley recuerda que un uso "token" no basta, mientras que el abogado Mark Jaffe es aún más claro: si la empresa retira nombre, logo y CEO anuncia que "ya no se llama así", sostener que no hubo abandono será un ejercicio de contorsionismo legal digno del Cirque du Soleil.

Pero Operation Bluebird no quiere la marca por nostalgia: su plan es lanzar una nueva red social bajo el nombre Twitter.new, recuperar el concepto de "plaza pública" que definió a la plataforma original y ofrecer un espacio moderado donde celebridades, usuarios y marcas puedan volver a interactuar sin la sensación constante de estar atravesando un vertedero digital. De hecho, ya existe un prototipo funcional y los impulsores permiten reservar handles como si esto fuese finales de la primera década de este siglo, otra vez. El objetivo declarado es "recuperar la magia" de aquel Twitter donde un comentario podía convertirse en conversación global sin necesidad de una guerra ideológica cada cinco minutos.

El movimiento llega en un momento muy concreto: X atraviesa un declive comercial notable. Las marcas llevan ya bastante tiempo huyendo del servicio ante el temor de que sus anuncios aparezcan junto a contenido extremista, pornbots o conspiranoias varias. Según un estudio de Kantar, un 26% de los anunciantes planeaba abandonar sus campañas en X . Mientras tanto, alternativas como Threads, Mastodon o Bluesky han crecido, pero ninguna de ellas tiene —ni de lejos— el nivel de reconocimiento que tenía Twitter antes de la adquisición. Y es precisamente esa brecha la que Bluebird quiere ocupar: recuperar un nombre poderoso que Musk desechó como quien se aburre de un icono del escritorio.

¿Puede Musk impedirlo? Técnicamente sí, pero no le será fácil. Tendría que demostrar ante la oficina de patentes que sigue utilizando activamente la marca "Twitter" y que nunca tuvo intención real de abandonarla. El problema: todo lo que ha hecho desde 2023 dice exactamente lo contrario. La marca fue eliminada del producto, del marketing, del edificio y hasta del vocabulario corporativo. Incluso aunque X apelara a la fuerte asociación que los usuarios aún tienen con el nombre, la ley es clara: si una marca no se usa, puede considerarse abandonada y reclamarse. En un giro deliciosamente irónico, Musk podría verse obligado a defender una marca que él mismo decidió enterrar.

Lo cierto es que el escenario de una resurrección oficial de Twitter es todavía incierto, pero el hecho de que exista un movimiento organizado intentando recuperar la marca dice muchísimo sobre la situación actual de X. Ningún otro gigante tecnológico ha dilapidado capital simbólico a tal velocidad. Y ahora, esa identidad descartada podría acabar en manos de terceros, con el potencial de reconstruir algo parecido a lo que fue Twitter... mientras la empresa de Musk sigue intentando convencernos de que una "X" minimalista puede sustituir a un icono cultural.